El sueño…
el sueño es el hermano de la muerte.
Así que túmbate bajo este esqueleto en la frialdad de la tumba.
Permite que el abrazo de sus muertos brazos
te mantenga totalmente a salvo y dormido.
Enterrado en un sueño…
silenciosamente….
Para siempre bajo tierra




Das Urteil von Nürnberg (Nuremberg, El Juicio)


Das Urteil von Nürnberg (Nuremberg, El Juicio)



Entre el 20 de noviembre y el 1 de octubre de 1946 se celebró en el Palacio de Justicia de la ciudad de Nuremberg el famoso proceso contra los principales culpables de crímenes contra la paz, de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad.Lamentablemente muy pocos responsables de la barbarie alemana fueron juzgados e incluso muchos jerarcas nazis lograron evitar ser atrapados.A Nuremberg llegaron las caras más conocidas del Tercer Reich, al menos, aquellas personas que aún seguían vivas al momento de celebrarse el proceso.Himmler, Goebbels y el propio Hitler se habían suicidado para evitar ser juzgados; solo Goering llegó vivo a Nuremberg en su condición de gran jerarca nazi.

El otro jerarca que acompañó a Goering durante el proceso fue Rudolph Hess quien, por su parte, aparentó no estar no estar en sus cabales.Durante los interrogatorios Hess sonreía sin motivos, miraba fijo al techo o dibujaba mamarrachos sobre su banquillo.Apenas en su alegato final esbozó cierto grado de cordura cuando dijo que no se sentía arrepentido de haber servido al hombre más importante que había nacido en tierras alemanas en los últimos mil años, refiriéndose naturalmente a Adolf Hitler.Nunca se sabrá si Hess simuló su estado de locura aunque sus miradas cómplices con Goering parecen ratificar esta sospecha.Hermann Goering, por su parte, también defendió a Hitler con una vehemencia que mereció la admiración de sus adversarios.Mientras los generales y ministros de Hitler se echaban las culpas unos a otros haciendo recaer la responsabilidad en Hitler como impartidor de las órdenes, Goering se levantó indignado y dijo ante el tribunal : "Cómo me hubiera gustado que los alemanes aquí presentes limitaran su defensa a tres palabras: chupame el culo".Goering bajó la vista una sola vez durante todo el proceso, en ocasión de la exhibición de algunas escenas de los campos de exterminio, y jamás se quebró ante el maltrato de sus carceleros.El otrora Reichsmarschall vestía unas ropas viejas y gastadas y era obligado a comer en una lata sin cubiertos en una pequeña celda de 3x3 sin calefacción ni agua caliente.El mismo trato recibieron el resto de los prisioneros en un acto que demuestra que la sentencia ya estaba firmada antes de que el "juicio" empezara.Nuremberg fue un circo con Goering como figura estelar ante la ausencia de Hitler que astutamente se anticipó a la intención de los aliados suicidándose y ordenando quemar su cuerpo.El resto de los prisioneros, especialmente los ministros de Hitler, demostaron una conducta cobarde y egoísta que no sólo indignó a Goering sino también a sus acusadores.El arrogante y soberbio Ribbentropp se rebajó a niveles increíbles con tal de salvar su pellejo pronunciando frases ridículas como cuando se negó a revelar los secretos del pacto ruso-germano de 1939 alegando sus deberes de discreción como diplomático; Schact no entendía de qué lo acusaban; Frank apelaba al juicio de Dios para condenar el reinado de Hitler; Kaltembrunner se consideraba una víctima de Himmler; Von Papen en su rol de corderito inocente consideraba a Hitler como un embustero patológico que los había engañado a todos; Hess repetía que no se acordaba de nada; Keitel se escudaba en su obediencia como soldado y por lo tanto se consideraba exento de toda responsabilidad.El ejemplo más patético fue el caso del doctor Robert Ley, jefe del Frente de Trabajo durante el Reich, quién propuso que Alemania fuera un satélite de Estados Unidos, los cuales debían adoptar un régimen al estilo nazi pero sin el antisemitismo; incluso llegó a ofrecerse para dirigir ese plan. Todos sus colegas se burlaron de él y humillado en su orgullo , decidió ahorcarse con una sábana.Albert Speer, organizador de la industria bélica, fue el único junto a Goering que no trató de eludir su responsabilidad y contestó siempre con rectitud.

El total de acusados presentes en Nuremberg era de veintiún personas y el Tribunal se componía de jueces británicos, rusos, estadounidenses y franceses en la proporción de dos por cada uno de los países vencedores.

Los argumentos de la defensa pretendían negar la competencia del Tribunal y poner de manifiesto la dificultad de aplicar unas leyes con carácter retroactivo.Las acusaciones describían delitos que no lo eran en el momento de haberse cometido, porque no existían las leyes internacionales que habían sido creadas con posteridad.La defensa hábilmente recordó que los países acusadores mantuvieron relaciones con la Alemania de Hitler incluso durante los primeros años de guerra, tal el caso de los Estados Unidos.Las leyes raciales en Alemania ya estaban vigentes cuando se celebró la conferencia de Munich en 1938 o el pacto ruso-germano al año siguiente.Especialmente se hizo hincapié en la obediencia debida y en la supuesta ignorancia por parte de los implicados en la llamada solución final.Los jueces, sin embargo, querían sentar jurisprudencia y condenar no sólo a los jefes nazis sino a la guerra misma y a sus horrores.El juicio de Nuremberg fue concebido para que transformara en una norma de conducta para la humanidad y así poder impedir futuras tragedias.El proceso, las actas de acusación y las sentencias de Nuremberg formaban parte de la doctrina que había quedado plasmada en la Carta de las Naciones Unidas.Lo concreto es que el juicio de Nuremberg resultó una farsa jurídica que ni siquiera cumplió sus propósitos originales en el sentido de prevenir otras guerras. El caso de Goering es un ejemplo concreto del despropósito de este juicio. Los aliados, convencidos de que Hermann Goering era una figura patética que con su presencia desacreditaría el régimen nazi, cuidaron su voluminosa humanidad como si fuese una pieza de diamante hasta el inicio del juicio. El estupor de los aliados fue general cuando vieron que Goering se presentó haciendo gala de una agresividad y de una brillantez mental que le era desconocida(en los test de inteligencia que le efectuaron durante el juicio, Goering demostró poseer un intelecto de genio). Durante el juicio Goering perdió más de cuarenta kilos y paradójicamente se liberó de la dependencia de la morfina cuando su vida estaba llegando al final. El obeso y vanidoso patrán que la propaganda occidental denigró durante más de una década, exhibió durante el juicio una solidez asombrosa en su defensa. Su carisma y ascendiente sobre el grupo de camaradas e incluso con los guardiacárceles, sumado a su vehemente defensa de Hitler transformó su presencia en el juicio en un efecto "boomerang". Hasta muchos de sus antiguos colegas que fueron sus acérrimos enemigos en los tiempos de esplendor, terminaron ovacionando y aplaudiendo cada intervención de este hombre que sentía que estaba cumpliendo un rol ante la historia. Dado que Goering descontaba la condena a muerte como un hecho seguro( y estaba en lo cierto) aplicó todas sus fuerzas en la defensa del régimen que encarnó durante doce años junto a Hitler esgrimiendo argumentos que dejaban mal parados a los acusadores tanto en el plano jurídico como en el plano político. La historiografía de la posguerra se encargó, una vez más, de minimizar esta parte incómoda del juicio con la esperanza de favorecer el proceso de desnazificación pero no pudo borrar las huellas que aún perduran.

En lo que respecta a los demás acusados Schact y Von Papen fueron increíblemente absueltos; Hess, Raeder y Funk fueron condenados a cadena perpetua; Speer y Schirach fueron condenados a veinte años; Neurath a quince años; Doenitz a diez años.Todos los demás acusados fueron condenados a morir en la horca.Bormann fue condenado en ausencia puesto que se hallaba prófugo.Ribbentrop, Keitel, Kaltenbrunner, Rosenberg, Frank, Frick, Streicher, Seyss-Inquart, Sauckel y Jodl fueron ejecutados en la madrugada del 16 de octubre de 1946.Goering evitó la horca ingiriendo cianuro en su celda, dos horas antes de la ejecución.



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