El sueño…
el sueño es el hermano de la muerte.
Así que túmbate bajo este esqueleto en la frialdad de la tumba.
Permite que el abrazo de sus muertos brazos
te mantenga totalmente a salvo y dormido.
Enterrado en un sueño…
silenciosamente….
Para siempre bajo tierra




Ojalá Nos Invadan - Lizardo Carvajal


Otra voz colombiana dice:
Los Colombianos SI se sienten solos

Ojala nos invadan

Y ahora qué más da; si nos hemos quedado solos,que nos invadan sería
lo mejor.Sería una bendición para nuestra tierra que rodeen nuestras
fronteras y que nos invadan nuestros hermanos latinoamericanos.

Que nos invadan los ecuatorianos, tal vez así volvamos a tener de
tierno maíz el corazón que perdimos.

¡Que nos invadan los cubanos!
Para que nuestros niños se eduquen gratuitamente y no mueran en las
puertas de los hospitales privados.
Que venga lo mejor de nuestra América..Que venga un contingente de
garotas brasileras que nos hagan el amor hasta perder la leve fuerza
que se necesita para apretar un gatillo.

Sería lo mejor para Colombia una invasión brasilera a gran escala; De
pronto así, algún día, ganemos un mundial de fútbol.

Necesitamos urgentemente una invasión venezolana,para volver a decir
las cosas con claridad,con franqueza, sin santaderismos,con elocuencia
bolivariana.

Se requiere con urgencia Una invasión boliviana, Que nos quite esa
vergüenza de ser indios; esa vergüenza,que nos condena eternamente al
peor de los subdesarrollos.

Reclamo con ansias la invasión. De tropas de piqueteros argentinos. De
madres y abuelas de plaza de Mayo, Que nos cuenten historias en donde
podamos reconocer en nuestras propias historias.

Que vengan tropas españolas y chilenas,a contarnos como se pudre el
corazón de una patria fascista.

Vengan los uruguayos con sus mates amargos a contarnos la milonga
dulzona y triste de sus desaparecidos.

Que vengan todos los hermanos del mundo a esta tierra olvidada a
hacernos entender que nuestro país no es el mejor país del mundo,
porque es una patria injusta.
Que Colombia es pasión... y muerte.

Ojala nos invadan la batucada festiva, que acabe con nuestro luto,que
acabe con este silencio que aturde.
Estamos solos, a la derecha del mapa.Sólo nos acompaña nuestro "buen
amigo".

El que invadió el país de las mil y una noches.

Lizardo Carvajal



Lizardo Carvajal, un trovador guevariano

Lo conocí en aquellas intensas noches trovadorescas de Caracas, durante el 16 Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. La guitarra pasaba de mano en mano hasta el amanecer, fundiendo el canto de diversas regiones en un abrazo continental. Tras varias de aquellas trovadas, fui acercándome a aquel tímido juglar de pelo largo, del que me llegó primero la leyenda de su viaje en solitario por el continente y luego esas canciones como juegos infantiles con una profunda moraleja detrás, tocadas limpiamente, cantadas con desenfado. A la hora de partir encendí la grabadora dejando que registrara su charla fluida y serena.

Soy de Cali, Colombia. Mis primeras canciones tienen unos diez años. Lo que se dice dedicarme al oficio, con presentaciones frecuentes, desde hace unos cinco años. Desde hace siete meses vengo presentándome por buena parte de Latinoamérica: Ecuador, Perú, Chile, Argentina y ahora Venezuela. Y de aquí regreso a Argentina, Uruguay, y paso a Brasil, con la idea de ir a Cuba el próximo año.

Soy un trovador, sin duda alguna. Es lo que más me gusta hacer, creo en el concepto de trova, lo que hago es en esencia eso; contar historias a través de la música y mover ideas. Hay una idea muy bonita que yo no la había relacionado con la trova y es que, posiblemente, “trova” viene de la raíz latina “trovare” que significa “encuentro” “encontrar”. Los italianos dicen: quien trova un amigo trova un tesoro, quien encuentra un amigo encuentra un tesoro. La trova entonces, desde ese punto de vista etimológico, se vuelve como un encuentro con la gente, con el pueblo.

En Colombia hay tradición trovadoresca, lo que pasa es que allá muchos no se han definido como trovadores, a pesar de que lo sean. Es decir, no tienen conciencia de serlo. Pero lo son, por ejemplo, Rafael Escalona es evidentemente un trovador, de los años 40, que escribió sobre la realidad de la costa y es como escuchar a Gabriel García Márquez. Sus textos son costumbrismo, relata historias de su pueblo. Contamos también con Alejo Durán y muchísimos otros músicos dentro de los barrios y de las poblaciones negras del chocó que encarnan evidentemente la figura del trovador aunque no se proclamen como tales. Hay una tradición, de la que soy heredero.

Además de la música tradicional colombiana no puedo negar primero la influencia de la trova cubana, que ha sido muy importante para mí. También en mi casa se escuchaba a Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa, crecí con eso. A nivel musical me influye mucho la trova cubana y a nivel de escritura han pesado mucho sobre mí Augusto Monterroso y Nicolás Guillén. De Monterroso aprendí la posibilidad de contar a través de la fábula. Por eso mi disco se llama Fabulario porque es la recopilación de catorce fábulas que abordan diversas problemáticas de la sociedad colombiana y latinoamericana en general.


De Nicolás Guillén aprendí el manejo de la onomatopeya en la música. He musicalizado incluso dos poemas de Guillén y ha sido muy curioso porque no hay que hacer mucho esfuerzo. Es como si la misma letra te fuera dictando el ritmo, la melodía. Siento mucho no haber podido llegar a conocer a Nicolás Guillén.

Fui a Cuba hace unos seis años ya, tuve la oportunidad de estar en la casa de Vicente Feliú, conocí algo del trabajo de Karel García y Carlos Lage, excelentes exponentes de la llamada novísima trova.

En Cali vive un trovador que hace mucho tiempo no va a Cuba, Oscar Huerta, que vivió en Alamar. Él me contaba de la peña de la bicicleta, y del mundo poético y musical de la Isla. Gracias a él me mantengo al tanto de los trovadores cubanos que van surgiendo.

Hay otras dos influencias que me han marcado, uno es el francés George Brasan y el otro, el noruego Al Froisen.

Estuve en Quito, Ecuador y tuve la oportunidad de ir a la selva amazónica y ver la problemática de las petroleras en el Amazonas. Están arrasando. Vi las revueltas sociales y viví cómo tumbaban al presidente. La figura del trovador es muy difícil de encontrar en los países andinos. Ni en Ecuador ni en Perú tuve contacto con el payador o juglar y es que en Perú, por ejemplo, hay dos tipos de músicas: la andina y la negra y las dos son músicas colectivas. Es muy rara la figura del cantante que se acompaña del instrumento en solitario. Se hace en grupos, con tambores, charangos y otros instrumentos típicos de la región.

En Chile sí hay una gran fuerza trovadoresca. Allí conocí a varios trovadores, Juan Ayala, Eduardo Peralta y Pancho Villa que es un muchacho excelente.

Tuve otra experiencia muy fuerte en la zona del Cuyo, al norte andino de Argentina. Es la región de Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, y pude nutrirme de una música muy honda y hermosa. Algo muy peculiar allí es que, por lo regular, el compositor de la letra no es el mismo de la música. Hay tanta especialización que las letras las hacen poetas y las músicas los músicos. La cual es como cierta garantía de calidad. Bueno, tampoco, pues pudiera ser malo el poeta o el músico, o ambos, pero no es el caso. La mayoría son muy buenos.

Ahora regreso a Argentina con la expectativa de conocer la zona del puerto y el Uruguay que cuenta con trovadores muy interesantes. Después pienso ir a Brasil que es todo un universo musical. La gira debe terminar en febrero y la he denominado “Expedición por el gran indio verde”. La idea es componer un tema de cada país, grabarlo luego en un computador e ir de nuevo a esos países a redondear los temas con los músicos autóctonos de las regiones. Incluso, que los músicos de un lugar me acompañen con los temas de otras partes, para lograr un disco de mestizaje latinoamericano.

Creo que hay un nuevo despunte de movimiento trovadoresco en el continente, quizás con puntos en común con el de la nueva canción en los 60. Hay un renacer de los movimientos populares, de las luchas, y con ellos viene la necesidad de una música comprometida con su tiempo, que mueva ideas. Siento que la gente lo está pidiendo. Muchos se están aburriendo del reaggeton, de la música vacía, y la subestimación que tiene el mercado de los oyentes, del espectador. Es una subestimación insultante, la gente ya está cuestionándose eso, que lo tomen por un imbécil. ¿Por qué tengo que escuchar constantemente en la radio esas canciones estúpidas?

Sí creo que hay un movimiento de canción social, en unos países con más fuerza que en otros. Sobre todo en Chile, Uruguay, Argentina... y ahora aquí, en Venezuela, se está hablando de un concepto que está naciendo y retomándose a partir de Alí Primera, que es la canción necesaria. Yo me quedo aquí en Caracas unos días porque se va a celebrar el Primer Festival de la Canción Necesaria. Con trovadores de varios países, Cuba entre ellos. Y veo a los muchachos de acá muy interesados y frescos, en el intento de hacer cosas diferentes y que expresen las esencias del proceso que vive el pueblo.

Yo pienso que es hora de agruparnos, quizás debería surgir una Facultad. Ojalá, así como en Cuba tenemos una Escuela Latinoamericana de Medicina, tuviéramos una de trovadores, o algo similar. Tal vez una especie de taller. Sería un sueño que nos reuniéramos en Cuba, a intercambiar, a formarnos, con toda la experiencia que ustedes tienen en cuanto a nivel poético y musical. Que pudiéramos estudiar las músicas auténticas de todo el continente y lo mejor de la música universal. Esas sonoridades proscritas. El mestizaje, la integración cultural es la clave del éxito.

La música brasilera ha logrado tal fuerza por la mezcla, la síntesis que ha alcanzado de todas las culturas que ha tenido que asimilar, de españoles, portugueses, alemanes, italianos, a través de las tarantelas y también de los ritmos negros y la música indígena. En esa fusión no están interesados los grandes medios y poderes. Por eso existen las visas, las fronteras, las exclusiones y muchos otros mecanismos que persiguen impedir que nos reconozcamos, nos abracemos, que sostengamos la memoria, que alancemos la integración.

Debemos buscar no solo la integridad económica, sino también la de nuestras sociedades civiles y nuestras culturas.

Las vivencias son importantes pero la canción debe tener un propósito. Se está retomando, a la par de la toma de conciencia de los pueblos, el concepto de canción necesaria, utilitaria, la canción que sirva para... para algo.

Básicamente yo he retomado la moraleja en la trova porque creo que la sociedad latinoamericana está pasando por un momento de crisis moral, ética, y la fábula, con su moraleja, ha sido un elemento importante no solo de educación, sino también de crítica.

Yo creo que una de las críticas más agudas al capitalismo está en las fábulas de Augusto Monterroso. Es una forma muy inteligente y creativa de expresar.

Bueno, en Colombia, hablar y cantar es difícil. Muchos trovadores han sido desaparecidos. Hace casi dos años desaparecieron dos muchachos que cantaban en las comunas de Medellín. Hacían conciertos gratis en barrios y comunidades, y un día llegó el ejército, los bajó del escenario, los metieron en un camión porque hacían “terrorismo” y no se les vio más. Ahora está la lucha por saber qué ha pasado con ellos. Tenían un grupo que se llamaba Furia constante o País constante. Mucha gente ha recibido amenazas y hay censura. No desde lo constitucional, nuestra constitución es un libro muy hermoso. Pero existe la censura desde lo puntual. Vas a un bar y tocas algo que se salga de lo romanticón y el dueño se pone en alerta. Te dicen luego que la gente no quiere nada social, que no va a ese lugar a oír eso. Y en los grandes medios masivos ni hablar. Yo tengo una canción “La fábula del gigante y el enano” que habla del 11 de septiembre y de cómo el gobierno de los EE.UU. utilizó como pretexto el autoatentado a las torres gemelas para invadir Oriente y posesionar tropas en Iraq. Y cuando la toco esa gente se siente agredida, se molesta de que le insulten al emperador. Pero esa es la tarea, la lucha, el canto moviendo ideas.

Por ejemplo, en Chile, a pesar de que hay muchos trovadores, todavía existe una norma constitucional que impide tocar canciones con temas políticos en lugares públicos. Eso existe a pesar de hacer más de diez años que se fue del poder Pinochet.

Otro aspecto preocupante que he notado es la desaparición del músico de la calle; a excepción de Brasil y Argentina. Tú no puedes cantar en una calle de Ecuador, Bolivia, Colombia o Chile. En Colombia hace unos diez años, un presidente, impuso la tarjeta para el folclore. Tienes que inscribirte y pasar por una comisión que analice tu repertorio, y aspirar a una tarjeta que te autorice a cantar en las calles. Licencia para trovar. Procesos de censura que tienen los sistemas de nuestros países.

Y los medios masivos están al servicio de la seudocultura de las transnacionales, en los cuales la salida que puede tener un trovador es inaudita.

Deberíamos generar un gran portal en Internet de trovadores para difundir nuestra canción. Hay algunos intentos como Trovacub, donde se difunden algunos de esos valores de nuestra música continental pero le falta desarrollo para que sea de verdad un gran sitio de la canción latinoamericana de donde se puedan bajar las canciones y conocer todo lo que pasa con el movimiento trovadoresco. Donde se bajen las canciones completas, no a mitad. No estoy de acuerdo con que los trovadores se pongan delicados con el tema de derecho de autor. Deben eliminarse, si no estamos justificando que un carajo venga mañana y haga exclusiva la patente de una vacuna contra el SIDA y deje morir a la humanidad. La propiedad intelectual tiene que ser del pueblo, y eso incluye las canciones, sobre todo las nuestras. Y yo no le tengo particular miedo a eso, no creo que un Ricky Martín se interese por alguna de mis canciones. Y si un trovador viene y quiere cantar algo mío, es un honor que me hace. Sería muy bueno que los trovadores cantemos las canciones de otros, haríamos circular mejor nuestros temas.

Nos hace falta integrarnos y un gran sitio en Internet nos fundiría y propagaría temas. Las canciones libres y la música libre por Internet. Con dignidad y sin piratería obscena, pero que la gente pueda disfrutar, pensar y soñar con las canciones. Para eso es la música.

Fuente:http://www.lajiribilla.cu/2005/n225_08/225_06.html



"Subió el general metralla
con su hermosa cara de canalla
exhibiendo veinte medallas
sin ganar ni una batalla
¡Vaya, vaya, vaya, vaya!"

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