El sueño…
el sueño es el hermano de la muerte.
Así que túmbate bajo este esqueleto en la frialdad de la tumba.
Permite que el abrazo de sus muertos brazos
te mantenga totalmente a salvo y dormido.
Enterrado en un sueño…
silenciosamente….
Para siempre bajo tierra




Mitología Griega - Hades




Mitología Griega - Hades

Antes de despedirse de sus muertos los parientes colocan una moneda bajo la lengua de sus difuntos, el óvulo, o el germen. Luego las almas descienden al Tártaro, en cuya entrada se encuentra el bosque de “álamos negros”. La colocación del óvulo tiene como fin pagar la dádiva a “Caronte” quien habilitaba el contacto con Hermes que los conducirá en una embarcación estropeada al otro lado del Estigia.

El Estigia es un río aborrecible que linda con el Tártaro por el lado occidental y tiene como afluentes el Aqueronte, el Flegetonte, el Cocito, el Aornis y el Lete. Las almas que eran pobres debían que eternamente en la orilla más cercana, a menos que eludieran a Hermes y se deslizaran por la entrada trasera del Ténaro laconio o la del Aornis tesproto. (Estigia («odiado») es un pequeño arroyo de Arcadia cuyas aguas se suponía que eran mortalmente venenosas, y sólo los mitógrafos posteriores lo ubicaron en el Tártaro. Aqueronte («corriente de dolor») y Cocito («lamento») eran nombres fantásticos para describir la calamidad de la muerte. Aornis («sin aves») es una traducción griega errónea de la palabra italiana «Avernus». Lete significa «olvido»; y Erebo «cubierto». Flegetonte «ardiente» se refiere a la costumbre de la cremación, pero también, quizás, a la teoría de que los pecadores eran quemados en corrientes de lava. Tártaro parece ser una reduplicación de la palabra pre-helena tar, que se da en los nombres de lugares situados al oeste; su significado de infierno lo recibe posteriormente.)

Un perro de tres cabezas llamado Cerbero se encuentra del otro lado del Estigia, con la misión de devorar a los intrusos vivientes o a las almas fugitivas (Cerbero o Cancerbero era el equivalente griego de Anubis, el hijo de la cabeza de perro de Nephthys, la diosa de la Muerte libia, quien conducía a las almas al mundo subterráneo. En el folklore europeo, que es en parte de origen libio, las almas de los condenados eran perseguidas hasta el Infierno Septentrional por una jauría aulladora de sabuesos —los sabuesos de Annwm, Herne, Arthur o Gabriel— mito derivado de la ruidosa emigración estival de los gansos silvestres a sus lugares de cría en el círculo ártico. Cerbero teñía al principio cincuenta cabezas, como la jauría espectral que destruyó a Acteón; pero después tres cabezas, como su ama Hécate)

En la primer región del Tártaro, homóloga al Chikhai Bardo o Kama-Loca, (Bardo el el Libro Tibetano de los Muertos o Bardo Thodol el es período entre la muerte y el renacimiento y puede durar desde algunos años hasta un kalpa. Está dividido en tres sub-períodos: El primero que es “la residencia de los Elementales” o “Chikhai Bardo”; el segundo “Bardo Chonyid” o “Estado de Gestación y el tercer Bardo o “Sidpa Bardo” subperíodo dura en proporción al buen karma, después del cual la mónada vuelve a reencarnar) se hallan los sombríos Campos de Asfódelos, donde las almas de los héroes yerran sin propósito entre multitudes de muertos vulgares que se vuelan a su alrededor como murciélagos y donde solamente Orion tiene valor para cazar a los ciervos espectrales. (Hércules desciende al Hades y acaba con los sufrimientos de las almas, como también en el credo cristiano desciende Jesús a los infiernos para librar a las almas que esperan el advenimiento. Los cabalistas, por su parte, explican más científicamente esta alegoría. Allí, el segundo Adán no era de naturaleza trina, es decir, no estaba formado de cuerpo, alma y espíritu, sino que tan sólo tenía cuerpo astral sublimado y espíritu infundido en él por el Padre. El espíritu pugnaba por librarse de aquella sutil pero aprisionante envoltura, y los esfuerzos que en este sentido hicieron los “hijos de Dios” trazaron el bosquejo de la futura ley cíclica. Según Platón, la fábula refiere a que “el Creador no quiso que el hombre fuera semejante a los elohim encargados de plasmar las formas de los animales inferiores”; y así, cuando los hombres de la primera raza llegaron al punto culminante del primer ciclo perdieron el equilibrio, y la densificación de su envoltura astral les hizo descender por el arco opuesto).

Más allá de esas praderas se halla el Erebo y el palacio de Hades y Perséfone. Al que se lo representaba como un sitio de muchas puertas, oscuro y tenebroso, repleto de espectros, situado en medio de campos sombríos y de un paisaje aterrador. A la izquierda del palacio un ciprés blanco da sombra al estanque del Lete, adonde van a beber las almas comunes (al beber olvidaban su vida pasada y recuerdos) . Las almas iniciadas evitan beber esa agua prefiriendo beber en el estanque del Recuerdo, sombreado por un álamo blanco. (La madera de ciprés blanco, considerada como anticorruptiva, era utilizada para hacer arcas caseras y ataúdes)

Las almas recién llegadas son juzgadas por Minos, Radamantis y Éaco en un lugar donde confluyen tres caminos. Radamantis juzga a los asiáticos y Éaco a los europeos, pero ambos remiten los casos difíciles a Minos. Antiguos reyes que por su bondad y justicia fueron nombrados jueces de Hades, elegidos por su gran sabiduría y por la vida ejemplar que habían llevado. Luego de cada sentencia las almas son conducidas por uno de los tres caminos: el que lleva de vuelta a las Praderas de Asfódelos, un lugar gris, chato y nebuloso con árboles de ramas inclinadas hacia el suelo, al cual se conducen las almas que no son virtuosas ni malas; El otro camino es donde son impulsadas las almas impuras que son trasladadas al campo de los castigos del Tártaro; en tanto que el tercer camino es sólo para las Almas virtuosas ya que conduce a los jardines del Elíseo.

Quienes son conducidos al Tártaro lo hacen a través del río Phlegethon, tierra bordeada por una parte de la Estigio y situada en las profundidades extremas, en donde reina la noche eterna. Los que han cometido los más graves pecados son arrastrados allí, allí Zeus encerró a los Titanes rebeldes. A la entrada hay una enorme puerta de bronce cerrada por dentro, que sólo se abre para recibir a los muertos que llegan. El Tártaro era muy parecido al Infierno de los cristianos, un lugar de penas y condenación eterna reservado a los malvados o aquellos que habían desafiado a los dioses. En las altas murallas que los rodean los gritos de angustia resuenan sin cesar

Por su parte, el Elíseo, es gobernado por Crono, y se encuentra en los dominios de Hades, su entrada se ubica cercana al estanque de los Recuerdo, pero no forma parte de ellos. El Eliseo es una comarca radiante en donde el día es perpetuo, sin frío, sin nieve; donde nunca cesan los juegos, la música y los jolgorios, y donde los habitantes pueden elegir su rencarnación en la tierra en cualquier momento que lo deseen. En las cercanías están las Islas de los Bienaventurados, reservadas para quienes han renacido tres veces y han alcanzado tres veces el Elíseo.

Hades, rara vez visita el aire superior, excepto por asuntos de trabajo o lujuria. Se complace en no permitir que ninguno de sus súbditos, y pocos de los que visitan el Tártaro vuelvan vivos para describirlo, lo que le hace el más odiado de los dioses.

Hades nunca sabe lo que está sucediendo en el mundo superior ni en el Olimpo, excepto cuando algún mortal golpea sus manos en la tierra y lo invoca con juramentos y maldiciones. Su pertenencia más distinguida es el casco de la invisibilidad. Todas las riquezas de joyas y metales preciosos ocultas bajo la tierra son suyas.

La reina Perséfone, es fiel a Hades, pero no tiene hijos con él y prefiere la compañía de Hécate, diosa de las brujas. El propio Zeus honra y teme a Hécate, tanto que nunca le niega cualquier don que desee. Tiene tres cuerpos y tres cabezas: de león, perro y yegua.

Las Erinias o Furias, viven en el Erebo y son más viejas que Zeus o que cualquiera de los otros olímpicos. Su tarea consiste en oír las quejas de los mortales contra la insolencia de los jóvenes con los ancianos, de los hijos con los padres, de los huéspedes con los anfitriones y castigar esos delitos acosando a los culpables implacablemente, sin descanso ni pausa, de ciudad en ciudad y de país en país. Esas Erinias son viejas, con serpientes por cabellera, cabezas de perro, cuerpos negros como el carbón, alas de murciélago y ojos inyectados de sangre. Llevan en las manos azotes tachonados con bronce y sus víctimas mueren atormentadas. Es imprudente mencionarlas por su nombre en la conversación; de aquí que se las llame habitualmente Euménides, que significa «las bondadosas», así como a Hades se le llama Plutón o Pluto, «el Rico».

Fuente




2 Comentarios:

Anónimo ...

:D

Anónimo ...

Hades.. solo queria la paz verdadera .. zeuz solo anhelaba que los humanos aprendieran de su sufrimiento para encontrar la paz .. pero despues de ello habria mas guerra acausa de la ambicion del mismo humano .. Hades estaba en lo correcto..

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