El sueño…
el sueño es el hermano de la muerte.
Así que túmbate bajo este esqueleto en la frialdad de la tumba.
Permite que el abrazo de sus muertos brazos
te mantenga totalmente a salvo y dormido.
Enterrado en un sueño…
silenciosamente….
Para siempre bajo tierra




E pur si muove



“E pur si muove.”

Desde que un primer hombre, triunfando de las apariencias, creyó descubrir que las naturalezas, como las estrellas, no se hallan inmóviblemente fijas en sus órbitas, sino que su distribución tranquila en tomo a nosotros dibuja los remolinos de una estela formidable; desde que una voz primera resonó, gritando a cuantos dormitaban apaciblemente sobre la balsa de la Tierra: “ ¡Ved cómo nos movemos, ved cómo avanzamos... ! “, es un espectáculo a la vez curioso y dramático el contemplar a la Humanidad dividida hasta el fondo de sí misma en dos campos enemigos irreconciliables: los unos tendidos hacia el horizonte, y diciendo con toda su fe de neófitos: “Sí, avanzamos”; los otros repitiendo obstinadamente, sin siquiera moverse de su sitio: “No, nada cambia; no nos movemos.”

Estos, los “inmovilistas”, a falta de pasión (¡la inmovilidad jamás entusiasmó a nadie!) tienen a su favor el sentido común, la rutina, el menor esfuerzo, el pesimismo, y además, hasta cierto punto, la moral y la religión. Nada parece haberse movido desde que el hombre se transmite el recuerdo del pasado: ni las ondulaciones del suelo, ni las formas de la Vida, ni el genio del Hombre, ni siquiera su bondad. La experiencia ha fracasado hasta ahora en sus esfuerzos por identificar los caracteres fundamentales de la más humilde de las plantas. El sufrimiento, la guerra, el vicio, mitigados un instante, renacen a través de las edades con creciente virulencia. Incluso la búsqueda del Progreso no hace sino exacerbar estos males: querer cambiar implica la tendencia a destruir el orden tradicional, trabajosamente establecido, que ha sabido reducir al mínimo el malestar de los vivientes. ¿Dónde está el innovador que no haya vuelto a abrir la fuente de las lágrimas y de la sangre? En nombre del descanso de los hombres, en nombre de los hechos, en nombre del Orden establecido y sagrado, prohibición a la Tierra de que se mueva. Nada cambia, ni puede cambiar. La balsa va errante, sin meta, sobre un mar sin orillas.[...]

El Porvenir del Hombre
Pierre Teilhar de Chardin

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