El sueño…
el sueño es el hermano de la muerte.
Así que túmbate bajo este esqueleto en la frialdad de la tumba.
Permite que el abrazo de sus muertos brazos
te mantenga totalmente a salvo y dormido.
Enterrado en un sueño…
silenciosamente….
Para siempre bajo tierra




-ABUELAS AL NOBEL-


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Diego: “Por las Abuelas, todo”



Eduardo Anguita
eanguita@miradasalsur.com

Estela de Carlotto llegará a Johannesburgo el domingo 13, un día después del partido con Nigeria. Se verá con Desmond Tutú y quizás con Mandela. Visitará a la Selección Argentina.





Diego Maradona tenía 17 años en el Mundial 78 y, aunque no pudo jugar aquella vez, supo años después lo que había sido el pacto de sangre por silencio de los grandes grupos editoriales con la dictadura militar. Estela Barnes de Carlotto tenía por entonces 47 y hacía meses que casi no podía dormir: meses antes de que se viviera la euforia de la copa del mundo, su hija Laura había sido secuestrada en La Plata en noviembre de 1977. Con los años, el Equipo Argentino de Antropología Forense pudo identificar sus restos tras haber sido torturada en el centro clandestino de detención La Cacha y también pudo confirmar que los asesinos esperaron a que Laura tuviera a su hijo para matarla. En 1980, Estela viajó a Brasil junto a otros familiares de desaparecidos en oportunidad de la visita del papa Juan Pablo II a ese país. Allí conoció a Alcira Ríos, una abogada que había sobrevivido a los tormentos en La Cacha, que vivía fuera del país y con el retorno de la democracia fue durante años abogada de Abuelas. Alcira, en aquel primer encuentro con Estela, creía que Laura también había sobrevivido. Fue Estela quien le confirmó que no sabía nada sobre su paradero.



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