Entre Lápidas

Entre Lápidas

Brisa nocturna.. hace mover los cipreses de un bello y tétrico cementerio.

Tu, y yo... Solos en la oscuridad. Jugamos con los rayos de luz de la luna.

Me acerco lentamente a ti, y tu me cojes de la mano izquierda. Rozo suavemente con mi mano derecha tus labios, y me sonríes... Besas mi mano que ya tienes entre las tuyas, y me besas seguidamente en el cuello, donde aspiro tu dulce perfume, y mis sentidos pierden fuerza y se ven vencidos ante tus caricias y tu mirar.

Te observo, bajo los impecables rayos lunares.. y no dejo de pensar que es solo un sueño.. que jamás he podido ir al cielo, y traerme de él el mejor de los ángeles. Pero tus manos, y tus besos me vuelven a la realidad.. me dicen que de verdad existes, que aquello que mis ojos contemplan, de verdad respira.

Tomo tu cintura, y la acerco a mi cuerpo, y beso tu mano, para que la liberes de la atadura que encerraba a la mía. Tu, me agarras de los hombros, y me apoyas contra una pared cercana, mientras me acaricias por debajo de mi camiseta...

Se oculta la luna, tras unas nubes oscuras, y todo queda de noche.. oscuridad total, y entonces, tus labios encuentran los míos... y mis ojos no ven nada, pero te observan con inquietud. Te aprieto mas a mi... y noto como tus manos se aferran a mi cuello, y lo acarician con suavidad.. después, bajas hasta mi pecho, y ahora es tu lengua, la que acaricia mi piel.. con tanta suavidad y tanta dulzura, que creí desmayarme, pero fueron tus preciosos ojos los que me libraron de caer.. Veía tus ojos a través de la oscuridad.

Mientras tanto, la luna empezaba a verse a través de la negrura de las nubes. Pronto pude verte, y no solo sentirte... completamente pegada a mi, con tus dientes, mordiéndome suavemente el labio inferior.

Lamente hacerte esto, pero te separé de mi, y anduve contigo hasta un bello y tenebroso panteón. Lo abro con demasiada dificultad, y te tomo la mano para que pases delante mío. Era mas oscuro que en el exterior, pero se veía lo suficiente.

Apoyados, en uno de los salientes, me quitaste la camiseta, y me hiciste tumbar encima de una lápida, y el tacto de ella me erizó la piel. Te tumbaste encima mía, y me miraste a los ojos... pasaron así, quizás minutos.. o quizás horas, quien sabe. Te acomodaste, y sentaste encima de mi estómago, y me tomaste de las manos. Las conduciste hasta tus pechos, y el tacto de ellos me produjo un leve escalofrío. Sonríes, mientras juego con ellos.. te pido que te sientes en mis piernas, y me levanto tan solo un poco, para quedarme a tu altura, sentado.

Nos besamos nuevamente, y te desabrocho tus prendas... Recorro con la yema de mis dedos tu suave tacto y siento que los pelos de tu piel comienzan a erizarse. Entonces, semidesnuda, me pides mis labios, y yo te los presto.... me pides que bese. Que recorra todo tu cuerpo con mis labios.

Te levanto, y te echo sobre el mármol, calentado ya por mi cuerpo. Al verte tumbada, sobre la pequeña cripta, suspiro, y me encuentro tus labios con los míos... Los dejo, que vayan a su antojo, mientras que los míos bajan hasta tu barbilla, besando todo a su paso. Llegando hasta tu cuello, y hasta tus pechos... en los que me detengo para juguetear un rato con mi lengua en ellos. La deslizo por entre ellos, y llego a tu ombligo. Sigo bajando.. y tus manos agarran mi cabello con fuerza. Llego con mi lengua hasta tu feminidad, y en tus suspiros y gemidos noto que no te disgusta.

Después de unos momentos, me pides mis labios de nuevo... me pides un beso, y quien soy yo para negártelo? Asciendo hasta tus labios, y arqueas la espalda, síntoma de tu juego... Me tumbo yo en la cripta, y tu te tumbas encima.. El tacto de tu piel me deshace, me derrite... Te agarro de las caderas, y te conduzco con movimientos lentos y sentidos. Te abres de piernas, y sientas encima de mi. Aún con mis manos en tus caderas, guío tus movimientos, lentamente.. el vaivén, suave y esperado durante tanto tiempo. Tus manos, delicadamente agarran mis hombros, y tiran con fuerza.

Una necesidad crece en mi... una gran necesidad. Necesito entrar en ti, necesito sentirte mía. Y tu lo sabes, y sigues, sin darme la oportunidad de entrar.

Cedes, y levantas levemente hasta que nos unimos. Perfecta sensación... como describir ese sentimiento? La calidez de ti, era ahora mía, y el vaivén ascendía de velocidad, al igual que nuestras ansias, gemidos, y respiraciones entrecortadas. Pellizcas mi piel, y me libero una de mis manos para agarrarte del pecho, erecto completamente.

En ese momento, la luna se alzaba bella en el cielo.. sin estrellas que le hagan la competencia. Los pequeños rayos de luz que entraban las rendijas del bello panteón, nos dejaban ver lo suficiente. Te levanto con brusquedad, al ver el cansancio en tus movimientos, y te llevo en vilo hasta la pared mas cercana... fría pared, donde te apoyo en ella. Tus piernas rodean mi cuerpo, atrayéndome hasta ti.. y tu sonrisa burlona me llama incansable... Beso tus labios una vez más, ya sabiendo que estábamos en el borde del clímax.

Cierras los ojos, y muerdes mis labios, mientras murmuras algo que no llegué a escuchar, confundiéndose con la lluvia que comenzaba fuera. En ese momento te besé, sin saber porque.. para mitigar los gemidos.. porque deseaba sentir tus labios, y dejar que mi lengua juegue con la tuya.

Todo acabó en lo que dura un suspiro... Todo el sentimiento del momento pasó en apenas segundos, y me abrazaste tan fuerte, que creí que me partirías la espalda. Caímos rendidos al suelo, mientras amanecía... cojí nuestras ropas, y las eche encima de las criptas..

Decidimos dormir ahí un poco. Te abracé por detrás, y nos acostamos... estaban frías, pero no nos importó demasiado. Por fin se hacia de día, y la lluvia dejaba su pequeño rastro como gotas de rocío.

"Es hora de dormir, mi amor".. te dije al oído, pero ya dormías placidamente, abrazando una de mis manos.

Sonreí, por la simpleza de la situación, te besé el pelo, y cerré los ojos para jamás despertar...

† Keitarô †