A 30 años del Mundial del Terror
El Mundial del 78
Eduardo Galeano
El Mundial del 78
Eduardo Galeano
En Alemania moría el popular escarabajo de la Volkswagen, en Inglaterra nacía el primer bebé de probeta, en Italia se legalizaba el aborto. Sucumbían las primeras víctimas del sida, una maldición que todavía no se llamaba así. Las Brigadas Rojas asesinaban a Aldo Moro, los Estados Unidos se
comprometían a devolver a Panamá el canal usurpado a principios de siglo.Mostrar/Ocultar
Fuentes bien informadas de Miami anunciaban la inminente caída de Fidel Castro, que iba a desplomarse en cuestión de horas. En Nicaragua tambaleaba la dinastía de Somoza, en Irán tambaleaba la dinastía del Sha, los militares de Guatemala ametrallaban una multitud de campesinos en el pueblo de Panzós. Domitila Barrios y otras cuatro mujeres de las minas de estaño iniciaban una huelga de hambre contra la dictadura militar de Bolivia, al rato toda Bolivia estaba en huelga de hambre, la dictadura caía. La dictadura militar argentina, en cambio, gozaba de buena salud, y para probarlo organizaba el undécimo Campeonato Mundial de Fútbol.
Participaron diez países europeos, cuatro americanos, Irán y Túnez. El Papa de Roma envió su bendición. Al son de una marcha militar, el general Videla condecoró a Havelange en la ceremonia de la inauguración, en el estadio Monumental de Buenos Aires. A unos pasos de allí, estaba en pleno funcionamiento el Auschwitz argentino, el centro de tormento y exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada. Y algunos kilómetros más allá, los aviones arrojaban a los prisioneros
vivos al fondo de la mar. (…)
GALEANO, Eduardo. El fútbol a sol y sombra. Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1995
"El 24 de marzo de 1976 un golpe de Estado terminaba con el gobierno de “Isabelita” en Argentina. Comenzaba así una dictadura represora y violenta que asesinaría a más de 30.000 personas. 2 años, 2 meses y 7 días después del golpe militar se inauguraba en Argentina “el Mundial de 25 millones de argentinos”, también conocido como “la fiesta de todos”. Era el XI Campeonato del Mundo de Fútbol, el primero que se disputaba en tierras argentinas. Para muchos, el Mundial fue maravilloso. Ambientazo en todos los partidos, fiesta en las calles de todas las ciudades y cierre espectacular con Argentina campeonando ante la poderosa Holanda. Ante muchos, la cara alegre y festiva de Argentina.
Pero mientras el pueblo celebraba en las gradas del Monumental los goles de Kempes y demás discípulos de Menotti, se seguía deteniendo ilegalmente a argentinos, se seguía torturando a seres humanos en centros diversos y se seguía asesinando a personas con ráfagas de metralletas o haciéndolas volar desde un avión al Océano Atlántico. Esta era la otra cara de Argentina, la oscura, la del terror y la de la represión. Ante pocos, la cara más real de Argentina.
Durante 24 días, Argentina fue el centro del Mundo. La dictadura militar había logrado su objetivo: que todas las miradas estuvieran puestas en el país pero con una venda en los ojos. Mientras, la prensa local censurada sólo hablaba de tácticas, de goles, de alegría y de orgullo. “Los argentinos somos derechos y humanos”, informaban. Todo lo demás, era ser “antiargentino”.
Lo que pocos saben es que el mismo día del golpe y en la primera reunión de la Junta de Comandantes que acababa de imponer un gobierno de facto, el tema del Mundial de Fútbol apareció ya como tema prioritario. Comenzaban más de 2 años de organización en los que no faltaron extorsiones, asesinatos selectivos y luchas internas dentro de la propia dictadura. Ejército y Marina, dos de las tres puntas de lanza que encabezaban la dictadura, se enfrentaron para controlar el Mundial. Ese primer partido lo ganó la Marina, con Lacoste y Massera como máximos baluartes.
En 1978, fútbol y dictadura se dieron la mano para protagonizar uno de los Campeonatos del Mundo de Fútbol más recordados de la historia. Para algunos siempre será el Mundial de Kempes, el de los papelitos blancos del Monumental y el de la fiesta de todos los argentinos. Para otros, aquél Mundial siempre será el del terror, la mentira y la represión; el Mundial en el que miles de argentinos celebraban hipnotizados mientras miles de personas eran asesinadas; el Mundial en el que unos cuantos militares habían logrado sedar al Mundo entero, que sólo sabía mirar al balón.
Argentina 78 fue, sin duda, el Mundial de la dictadura del balón. Unos resaltan a la dictadura. Otros, al balón. Lo cierto es que los dos iban juntos de la mano. Esta es la historia… "
Fuente
Participaron diez países europeos, cuatro americanos, Irán y Túnez. El Papa de Roma envió su bendición. Al son de una marcha militar, el general Videla condecoró a Havelange en la ceremonia de la inauguración, en el estadio Monumental de Buenos Aires. A unos pasos de allí, estaba en pleno funcionamiento el Auschwitz argentino, el centro de tormento y exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada. Y algunos kilómetros más allá, los aviones arrojaban a los prisioneros
vivos al fondo de la mar. (…)
GALEANO, Eduardo. El fútbol a sol y sombra. Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1995
Argentina'78: La Dictadura del Balón
Ignasi Noguer Vivas.
Prologo del libro:Ignasi Noguer Vivas.
"El 24 de marzo de 1976 un golpe de Estado terminaba con el gobierno de “Isabelita” en Argentina. Comenzaba así una dictadura represora y violenta que asesinaría a más de 30.000 personas. 2 años, 2 meses y 7 días después del golpe militar se inauguraba en Argentina “el Mundial de 25 millones de argentinos”, también conocido como “la fiesta de todos”. Era el XI Campeonato del Mundo de Fútbol, el primero que se disputaba en tierras argentinas. Para muchos, el Mundial fue maravilloso. Ambientazo en todos los partidos, fiesta en las calles de todas las ciudades y cierre espectacular con Argentina campeonando ante la poderosa Holanda. Ante muchos, la cara alegre y festiva de Argentina.
Pero mientras el pueblo celebraba en las gradas del Monumental los goles de Kempes y demás discípulos de Menotti, se seguía deteniendo ilegalmente a argentinos, se seguía torturando a seres humanos en centros diversos y se seguía asesinando a personas con ráfagas de metralletas o haciéndolas volar desde un avión al Océano Atlántico. Esta era la otra cara de Argentina, la oscura, la del terror y la de la represión. Ante pocos, la cara más real de Argentina.
Durante 24 días, Argentina fue el centro del Mundo. La dictadura militar había logrado su objetivo: que todas las miradas estuvieran puestas en el país pero con una venda en los ojos. Mientras, la prensa local censurada sólo hablaba de tácticas, de goles, de alegría y de orgullo. “Los argentinos somos derechos y humanos”, informaban. Todo lo demás, era ser “antiargentino”.
Lo que pocos saben es que el mismo día del golpe y en la primera reunión de la Junta de Comandantes que acababa de imponer un gobierno de facto, el tema del Mundial de Fútbol apareció ya como tema prioritario. Comenzaban más de 2 años de organización en los que no faltaron extorsiones, asesinatos selectivos y luchas internas dentro de la propia dictadura. Ejército y Marina, dos de las tres puntas de lanza que encabezaban la dictadura, se enfrentaron para controlar el Mundial. Ese primer partido lo ganó la Marina, con Lacoste y Massera como máximos baluartes.
En 1978, fútbol y dictadura se dieron la mano para protagonizar uno de los Campeonatos del Mundo de Fútbol más recordados de la historia. Para algunos siempre será el Mundial de Kempes, el de los papelitos blancos del Monumental y el de la fiesta de todos los argentinos. Para otros, aquél Mundial siempre será el del terror, la mentira y la represión; el Mundial en el que miles de argentinos celebraban hipnotizados mientras miles de personas eran asesinadas; el Mundial en el que unos cuantos militares habían logrado sedar al Mundo entero, que sólo sabía mirar al balón.
Argentina 78 fue, sin duda, el Mundial de la dictadura del balón. Unos resaltan a la dictadura. Otros, al balón. Lo cierto es que los dos iban juntos de la mano. Esta es la historia… "
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