Umberto Eco - El Péndulo de Foucault
El péndulo de Foucault es un libro realmente impresionante. Impresionante principalmente por el cúmulo de conocimientos que su escritor debió reunir para tejer su red narrativa. De inicio a fin deslumbra con una inmensa cantidad de datos históricos que son usados para tejer una trama complicada, mezclada con el sarcasmo de los personajes centrales de la misma.
El libro comienza justo antes del final, en un momento de tensión en que el personaje principal, el narrador de la historia, Casaubón, se desliza entre los pasillos del conservatorio donde se exhibe el péndulo de foucault. En la tensión del momento nos comienza a explicar cómo funciona el péndulo y un poco de su teoría, y después se hunde en el pasado para llevar la historia secuencialmente, desde sus días de estudiante en el que frecuentando el bar Pílades conoce a Giacopo Belbo, editor de Garamond con quien congenian desde el primer momento, evidentemente por la afinidad cultural de ambos. Belbo y Casaubon comienzan a frecuentarse, y en una visita que hiciera a la editorial, conoce a Diotallevi, el tercer personaje del plan.
Las páginas finales de un libro son una reflexión espiritual acerca de los motivos que nos llevan a buscar secretos, que nos mueven a buscar seres superiores, que nos hacen creer en la existencia de un plan prediseñado en el que tenemos escritos nuestros papeles: para poder sentinos libres de responsabilidad ante las consecuencias de nuestros errores, para tener alguien o algo externo a quien culpar de nuestros fracasos. Para tener una excusa para nuestra mediocridad.
Nos encontramos en el siglo XIV. A una abadía benedictina situada en la península de Italia llegan el antiguo inquisidor Guillermo de Baskerville y el joven novicio de la orden benedictina Adso de Melk, atendiendo a la llamada del abad para que intenten esclarecer la extraña muerte de uno de los monjes benedictinos residentes en la abadía. Así Guillermo utilizará todas sus dotes detectivescas para descubrir la causa de la muerte del monje, pero durante sus pesquisas los extraños crímenes seguirán sucediéndose.
Esta trama detectivesca, que recuerda tanto a las que desarrollan en sus libros otros autores como Agatha Christie o incluso Sir Arthur Conan Doyle, es el eje fundamental de esta obra maestra de Umberto Eco.
Pero no es este un libro que simplemente se limite a relatar esta historia de detectives, lo que quizás no le ocuparía mas de ciento cincuenta páginas, sino que la mezcla con una detallada descripción de la situación religiosa de la Europa del siglo XIV. No lo hace a modo de una parrafada similar a las que nos podemos encontrar en un libro de historia, sino que lo va haciendo en forma de diálogos en los que el joven novicio Adso plantea preguntas de índole religiosa a su maestro Guillermo y de los que se puede extraer la gran religiosidad y el extremo temor a Dios de las gentes de aquella época.
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