CERRAR

El sueño…
el sueño es el hermano de la muerte.
Así que túmbate bajo este esqueleto en la frialdad de la tumba.
Permite que el abrazo de sus muertos brazos
te mantenga totalmente a salvo y dormido.
Enterrado en un sueño…
silenciosamente….
Para siempre bajo tierra




Lazarus (Fragm)





Lazarus (Fragm)

Cuando Lázaro salió del sepulcro, donde por tres días y tres noches yaciera
bajo los enigmáticos dominios de la muerte, y vuelto a la vida tornó a su morada, no advirtieron en él sus deudos, al principio, las siniestras rarezas que, con el tiempo, hicieron terrible hasta su nombre. Alborozados con ese claro júbilo de verlo restituido a la vida, amigos y parientes le prodigaron caricias y halagos sin cesar. […] Lloraron todos de emoción y llamaron a los vecinos para que vieran al milagrosamente resucitado.
[…]
Era evidente que la labor destructora de la muerte en el cadáver había sido detenida por el milagroso poder, pero sus efectos eran innegables y aún permanecían; y lo que la muerte lograra hacer con el rostro y el cuerpo de Lázaro resultaba a la vista cual boceto inconcluso de un artista puesto bajo un fino cristal. En las sienes de Lázaro, por debajo de sus ojos y en las demacradas mejillas, permanecía una densa, profunda y cadavérica cianosis; y esa cadavérica cianosis matizaba los largos dedos de sus manos, y en torno a sus uñas, que le crecieran mientras permanecía en el sepulcro, el azul se había tornado ya púrpura y luego negro. En sus labios, hinchados en la sepultura, la piel se había reventado en algunos sitios y se habían formado ya delgadas grietas rojizas, y se mostraban brillantes, como si estuvieran cubiertos de una mica transparente. Y todo él se mostraba obeso. El cuerpo, hinchado en el sepulcro, conservaba aquellas monstruosas proporciones, aquellas protuberancias terribles, tras las cuales se adivinaba la hedionda humedad de la putrefacción.
[…]
Así es como fue presentado Lázaro ante la gente, en su segunda vida. […] Y ahora se hallaba entre los hombres, los miraba, ¡los miraba!, y por entre los discos negros de sus pupilas, como a través de un vidrio opaco, miraba a las gentes el incompresible Más Allá.

Leonid Andreyev

Fuente:Hexen. El Libro Negro
imágen: Sopor Aeternus

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