-“ Debemos de hablarle Esteban, es imperioso por nuestra parte él hacerlo...me apena tanto, ¡esta tan sola!.”
-“ Lo sé Maria, bien lo sé que es nuestro deber él ayudarla, pero tu tanto como yo has sido testigo de lo que ha sucedido cuando hemos pretendido acercarnos a
ella, simplemente no nos escucha.”
La anciana va dejando enfriar su leche con hojas de naranjo, y más de un estremecimiento le acomete, quizás su hija tenga razón después de todo, quizás no este loca,aún, pero si puede ser bastante posible que haya empezado a imaginarse cosas, estas voces, son tan reales en su oídos y cabeza, pero nunca hay nadie, sabe que hablan de ella, y está prácticamente segura que vienen del muro a su derecha en el living, unos de los pocos muros de ladrillos de la antigua casa, pero como no ve a nadie (¿a quién por lo demás, si esta más sola que la “una” de los relojes?), más atenta aún si es posible, la anciana Sra Sara, continuó escuchando aquellas voces en el muro.
-“Esteban, anda, vamos, tu sabes que la Sra. Sara no tiene a nadie desde hace años, quizás ya sea buena hora de pedirle que nos acompañe.”
-“ Pues si, la verdad creo yo también que es prudente él hacerle el ofrecimiento, además tu sabes que también a mí me resulta bastante simpática la viejecilla.”
La Sra. Sara poco a poco va tornándose más blanca, más pálida y un refrán que le decía su abuela, muerta hace más de un siglo volvía insistentemente a su memoria.
“ Ten cuidado en lo que desees Sara, mira que puede cumplírsete”.
Presentía la longeva que el dicho decía una verdad muy grande, pues ahora se arrepentía de querer “ver” a quien pertenecían aquellas voces en el muro, sin embargó tenía la certeza de que ya era demasiado tarde.
Al rato notó que la temperatura había bajado ostensiblemente en la habitación, podía ver el vapor de su respiración y noto que su tazón de leche con hojas de naranjo y aguardiente estaba completamente frío ya, tomo un largo trago, más por el aguardiente que contenía que por otra cosa, miraba fijamente el muro a su derecha y de improviso vio una bruma blancuzca, que salía directamente de este y que poco a poco fue espesándose hasta tomar una cierta consistencia, y fue tomando forma humana,una femenina y otra masculina, si la Sra. Sara hubiera leído otra cosa aparte de sus revistas de chismes, sabría que lo que ella tomaba por “humo” no era otra cosa que ectoplasma.
Cuando por fin las figuras de apariencia humana, formaron a dos personas perfectamente visibles, aunque trasparentes, hombre y mujer, y que le miraban fijamente, las manos de la Sra. Sara comenzaron a temblar. Al comenzar éstas a caminar hacía ella, la taza media vacía de leche con hojas de naranjo con una pizca de aguardiente, resbaló rompiéndose en el piso de su living, en su casa tan vieja como ella o más aún la verdad y con al parecer, con habitantes aún más antiguos que recién esta noche venía a conocer.
-“Sra. Sara, Sra. Sara, ¡escúchenos por su bien!, ud esta muy sola aquí, ud debe de venir con nosotros, así ya no está más sola, estará con nosotros y más gente aún, con gente que la querrá como nosotros, la buena gente de “detrás del muro”.”
-“ Escuche ud las sabias palabras de María, Sra Sara, ud en verdad que está muy sola en esta enorme casa, ya es tiempo de dejarla y pasar por fin “al otro lado”, ya no estará sola, estará con nosotros y mucha gente más que ya a pasado el umbral que separa este lado del otro, ud debe de acompañarnos.”
Pero la Sra. Sara vaya si tenía gana alguna de “acompañarles”, sudaba a mares, los ojos se le desorbitaban, y a cada paso que la pareja daba hacía ella le parecía que su corazón palpitaba cada vez más fuerte y que a cada paso que se fueran acercando a ella, este terminaría explotándole en el pecho.
Al fin el temor logro hacerle mover su cerebro, y como única manera de lograr en algo restablecer la normalidad, la anciana logro mover sus secas cuerdas vocales en su reseca garganta y articular casi en un susurro las siguientes palabras.
¿-“¿Quiénes son, de donde vienen?”.
-“Ya se lo hemos dicho Sra. Sara, yo soy María y el Esteban, antes fuimos matrimonio y decidimos seguirlo siendo, en este periodo de nuestra existencia, hace ya tiempo que la observamos, aquí tan sola, tan sola, que decidimos ayudarle a dar el gran paso, que suponemos que como a todos nos cuesta, más estando sola, ud no se a atrevido a emprender el gran viaje, con nosotros, que ya lo hemos recorrido no tendrá miedo”.
-“¿Pero que dices niña?, no tengo idea de lo que me hablas.
-Vamos, vamos Sra. Sara, no debe ud tener miedo alguno de nosotros”-dijo Esteban, o su forma – “Nada debe de temer de nosotros y de lo que le estamos proponiendo”.
Pero estas razones expresadas por las formas, en nada calmaban, ni menos tranquilizaban a la Sra. Sara, por el contrario al ver cada vez más cerca de las formas de María y Esteban, más aumentaba el que ya francamente podría llamarse pánico.
Al fin las formas llegaron hasta el sillón en que se encontraban y ambos le tendieron sus manos trasparentes o traslucidas, el gesto de ambas era tan imperioso que no tubo valor para negarse y a cada uno de ellos le alargo una de sus viejas y arrugadas manos, al sentir el etéreo contacto pensó en algún momento que sus manos atravesarían las de ellos, lo que indicaba claramente que ya la Sra. Sara, en su cabeza daba a ambos a María y a Esteban por un par de fantasmas, sin que del todo se atreviera a asimilarlo, solo creyó eso, que les traspasaría, sin embargo para su sorpresa aquel par de manos era lo suficientemente sólido como para levantarla, lo único insufrible fue que eran más heladas que el mismo hielo.
-“ Eso es Sra. Sara, ahora caminemos hacía el muro”.-dijo una sonriente María.
-“Pero, ppeero”, balbuceaba la Sra. Sara.
-“Nada, nada”-dijo Esteban-“Ya vera que todo saldrá bien, ya en unos momentos estaremos “del otro lado del muro”.
Y así, paso a paso, fueron llegando al muro mencionado, al de los pocos de ladrillos, pintado en un bonito tono verde agua que hacía juego con el tapiz de los muebles, de nada valían los peros de la anciana, ya solo a unos pasos se encontraban de la dura realidad (¿qué estaba ahora representando esa palabra para la pobre vieja?) de los duros ladrillos del muro,cuando la Sra. Sara, ya no aguantó más y dando un fuerte tirón logro soltarse de las manos de frío de María y Esteban.
-“ ¡ Ya, ya basta les dijo déjenme en paz no quiero irme con uds!”.
-“Pero, Sra. Sara, vamos tranquilícese, debe ud de calmarse”. –dijo Esteban.
-“ Debe ya de dejar estas tonterías Sra. Sara y hacer lo que debe, “lo que deben de hacer todos, todos los que como nosot...”-trato de explicar Maria, pero fue interrumpida por la voz de la Sra. Sara.
-“¡Entiendan!”-dijo, “entiendan de una vez”-y debió callar unos momentos para recuperar el aliento, lo que aprovecho María para decir ya bastante molesta, y con el seño fruncido.
-“ Ya basta Sra. Sara”-dijo en voz fuerte pero sin llegar a alzarla tanto como la anciana.
-“Debe ud de comportarse como alguien que comprende la realidad de las cosas, tanto años y aún no se atreve, esta bien que este sola y es comprensible que no se atreviera a dar este paso, pero ello ya no justifica el que...”.
Y nuevamente fue interrumpida por la vieja Sra. Sara.
-“ ¡Entiendan de una vez que yo no puedo atravesar este muro...porque yo NO ESTOY MUERTA COMO UDS ! ”
Acá ocurrió algo curioso, si es posible que un ser blando y trasparente como esos seres que veía la Sra. Sara en su living al lado del muro de ladrillos empalideciera y alguien pudiera notarlo, esa persona fue la Sra. Sara.
-“Esteban, ¿escuchaste esto?,¡esta vieja, no esta muerta!”.
-“Si lo escuche María,y bueno Sra. Sara, no creo que dimensione lo que esto para ud va a significar”.
Y al terminar de decir esto, la cara de la Sra. Sara, se fue llenando de espanto, ya que los rostros serenos que antes le invitaban cortésmente a pasar al “otro lado”, ahora se habían tornado feroces y agresivos, eran rostros que nada bueno presagiaban para ella.
-“ Ahora vendrá con nosotros quiéralo o no, ¡vieja imbecil!.
-“ Pasara a ser una “muerta” como ud dice y va a pasar quiéralo o no “al otro lado”...
Y la Sra. Sara, retrocediendo llena de horror, no atinaba a nada más que eso, retroceder, y ya las manos frías como las de todos los muertos, ectoplasmas o no, la tomaban, para ponerla fría también a ella,topó con la ventana a su espalda y en un acto reflejo o inconsciente, tiró fuertemente de las pesadas cortinas, cayendo estas al suelo, permitiendo la entrada a raudales del sol de la mañana, que despuntaba en el horizonte, pasaron los minutos y nada pasaba, al fin la Sra. Sara se atrevió a volverse y solo vio su living algo en desorden por haber en el piso un tazón roto, su sillón favorito se hallaba fuera de lugar, pero nada más.
alfayaram666@yahoo.es
2 Comentarios:
buen relato!...Maharet...Desde las mas profundas tinieblas...
Hola Maharet! sii, un hermoso relato como nos tiene acostumbrados este escritor chileno tan talentoso!
Saludos
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