En la Comisaría
Enrique Medina
Enrique Medina
La adolescente tiene 15 años. Se llama Nur Mahmud Husein y está haciendo cola en la oficina de policía de Giza, al sur de El Cairo. Siempre es mucha la gente que concurre al lugar. Unos reclamando por robos menores, otros por rencillas callejeras, hay infractores de tránsito, presuntos vendedores de droga, auténticos vendedores de droga, drogadictos que se arrastran por el piso, policias en mangas de camisa y cigarrillo en la boca, ventiladores de techo que no funcionan, pañuelos casi mojados que vuelven a intentar secar el mismo rostro, muchos colores en la vestimenta, colores en las caras, señales religiosas, comerciantes que protestan por la presencia frente a sus negocios de pequeños comerciantes callejeros, estos que defienden su derecho al trabajo libre y a ganarse la vida decentemente y no robando, un barbudo de pelo largo y aritos lleva a los empujones a dos muchachos y los echa dentro de una oficina en la que se encierra con ellos, dos ancianas ruegan por la pérdida de un perrito, se cruza una camilla cargando un hombre herido rumbo al hospital, una radio prendida.
Nadie escucha la radio prendida que pende en un rincón de la oficina de policia.
Seguramente esta radio fue colocada cuando se inauguró la oficina, cuando los ingenieros y arquitectos construyeron el edificio.
Seguramente pensaron que la gran sala para recibir a la gente tendría que contar con alguna distracción, algo que alivie las penas de quienes necesitan socorro.
Todo bien planificado en los papeles. Buenísima la intención. Quizás la radio, cuando la pusieron en funcionamiento la primera vez, fue probada y los primeros empleados de esa oficina policial opinaron sobre el volumen, alguno habrá dicho:
-Mejor no ponerla muy fuerte, para no cansar a la gente.
Y otro pudo haber contestado:
-Pero si la ponemos bajita no escuchamos la música.
La cuestión es que ha pasado el tiempo y la radio está a todo volumen produciendo el mismo efecto que si estuviera apagada, tal es el escándalo de gritos, insultos, conversaciones y risas que dominan la oficina pública.
1 Comentario:
Excelente relato que de el he producido un corto metraje en mi mente, con los detalles, los movimientos, las acciones, los gestos, las palabras; del “flash back” del descuartizamiento a los restos tirados del cuerpo para entonces volver al humo denso que golpea los pulmones de Nur en su declaración al comisario…
Magnífico post, vuelvo a leerlo para mirar en “close up” las expresiones faciales de cada personaje…
Muchos besos LuzdeLuna
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