Esta mañana volví a soñar contigo. Estábamos sentados uno junto al otro y tú me rechazabas, sin enojo, con toda amabilidad. Yo me sentía muy desdichado. No por el rechazo, sino por mí, que te estaba tratando como a una mujer muda y no escuchaba la voz que salía de ti y se estaba dirigiendo a mí. Quizá la haya oído; pero no había podido responderle.
Eso me recuerda algo que leí en algún lado: "Mi amada es una columna de fuego que se mueve sobre la tierra. Ahora me tiene abrazado. Empero, ella no arrastra a quienes abraza, sino a quienes la ven."
Tuyo
(ahora he perdido hasta el
nombre; se fue abreviando cada
vez más y ahora sólo es: Tuyo.)
Fragmento del libro "Cartas a Milena" de Franz Kafka
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