El alma no existe
Jorge Méndez
Jorge Méndez
El alma, tal como la ven los creyentes, sería algo así como un «ser» inmaterial, intangible, indestructible, inmortal, simple, inextenso, indivisible, yuxtapuesto al cuerpo, etc., por el cual tendríamos las facultades de pensar y sentir, y de sobrevivir a la muerte física en un más allá.
Técnicamente, los filósofos creyentes defienden este principio basándose en:
1) El alma no puede ser material, porque origina acciones más allá de lo orgánico y no podemos percibirla sensorialmente. Es inmaterial, por lo tanto.
2) El alma es independiente del cuerpo («espiritual»), porque los efectos del alma no dependen del organismo de forma absoluta (es capaz de contraponerse a sus leyes primordiales).
3) El alma es inmortal, porque al ser distinta de la materia (no tiene partes que se disgregen), es «simple».
4) El hombre es unidad cuerpo-alma por lo anterior.
Refutación
1) Hay muchas cosas que no podemos percibir sensorialmente (por ejemplo, los átomos, quarks, etc.), lo cual no implica que esas cosas sean «inmateriales».
2) Según la biopsicología, todo lo mental es cerebral, y , por tanto, no hay ningún principio mítico o alma que genere los pensamientos, sentimientos, recuerdos, etc.
3) Se comete la falacia de petición de principio al suponer gratuitamente la posibilidad de algo «inmaterial real»; pero esa «posibilidad» tendría que demostrarse, no darla por supuesta.
4) Las supuestas acciones más allá de lo orgánico (pensamiento, voluntad, vivencias estéticas, etc.) son el resultado de procesos cerebrales, según las neurociencias cognoscitivas.
5) Se comete la falacia del argumentum ad ignorantiam al suponer que porque no se demuestra la materialidad de ciertas acciones, luego no son materiales (inmateriales).
6) Se comete una violación a la navaja de Ockham al multiplicar las «causas» de nuestras acciones sin necesidad. Si sabemos que: a) tenemos cerebro; b) tenemos pensamientos, sentimientos, etc., entonces, ¿por qué atribuirle nuestros pensamientos y emociones a una causa desconocida, llamada alma, si tenemos causas más simples y comprobadas (sinapsis neurales, corteza cerebral, sistema límbico, etc) de nuestros pensamientos y sentimientos?
7) La creencia del alma es fruto de nuestra mala gramática, infestada de metafísica, ya que el alma/sujeto es una ficción lógica creada por el lenguaje (Bertrand Russell dixit); y alma («el ser») es sólo un infinitivo sustantivado, resultado del anteponerle el artículo «el» al lexema «ser», y, por lo tanto, es una abstracción lingüística carente de referentes reales. Pretender que una abstracción es un ente «real» es la típica falacia metafísica de reificación o «sustancialización de lo abstracto».
8) Al definir al alma como inmaterial y trascendente se comete la falacia de «imposibilidad de comprobación», ya que no sería abordable por los instrumentos de medición y exploración científicos, sería inverificable.
9) El alma es una hipótesis infalsable, ya que sus defensores no diseñan experimentos o establecen contraejemplos que permitan demostrar falsa la conjetura; por lo tanto, es pseudociencia.
10) La creencia en el alma no se compagina con la cosmovisión naturalista, materialista y realista científica de la comunidad científica.
11) Viola el criterio de «solidez metacientífica» ya que contradice principios metacientíficos como el principio de legalidad [en ciencias]: «todo acontecimiento obedece por lo menos a una ley» ¿A qué ley obedece el alma?
12) Carece de consistencia externa o compatibilidad con disciplinas científicas: contradice a las neurociencias y a la psicobiología, atenta contra el principio de conservación de la energía (el alma como motor perpetuo es un imposible), etc.
13) La idea de un alma inmaterial que produce acciones inmateriales se basa en el falso axioma antiguo: «lo igual engendra lo igual», idea que desempeñó un papel dañoso en las ciencias de siglos pasados. En la pseudociencia de la alquimia, los alquimistas querían hacer oro con ayuda del oro; se hacían filtros amorosos de corazones, porque se creía que era el asiento del amor, etc. Por tanto, se comete la falacia de premisa falsa.
14) Ya los filósofos Locke, Diderot, Voltaire, D’Holbach, Buchner, La Mettrie, Kant, Hume, etc. desenmascararon los sofismas en que se basan las creencias metafísicas del «alma», «sustancia», etc. Por lo tanto, desde el punto de vista filosófico, la idea del alma está archirrefutada.
Técnicamente, los filósofos creyentes defienden este principio basándose en:
1) El alma no puede ser material, porque origina acciones más allá de lo orgánico y no podemos percibirla sensorialmente. Es inmaterial, por lo tanto.
2) El alma es independiente del cuerpo («espiritual»), porque los efectos del alma no dependen del organismo de forma absoluta (es capaz de contraponerse a sus leyes primordiales).
3) El alma es inmortal, porque al ser distinta de la materia (no tiene partes que se disgregen), es «simple».
4) El hombre es unidad cuerpo-alma por lo anterior.
Refutación
1) Hay muchas cosas que no podemos percibir sensorialmente (por ejemplo, los átomos, quarks, etc.), lo cual no implica que esas cosas sean «inmateriales».
2) Según la biopsicología, todo lo mental es cerebral, y , por tanto, no hay ningún principio mítico o alma que genere los pensamientos, sentimientos, recuerdos, etc.
3) Se comete la falacia de petición de principio al suponer gratuitamente la posibilidad de algo «inmaterial real»; pero esa «posibilidad» tendría que demostrarse, no darla por supuesta.
4) Las supuestas acciones más allá de lo orgánico (pensamiento, voluntad, vivencias estéticas, etc.) son el resultado de procesos cerebrales, según las neurociencias cognoscitivas.
5) Se comete la falacia del argumentum ad ignorantiam al suponer que porque no se demuestra la materialidad de ciertas acciones, luego no son materiales (inmateriales).
6) Se comete una violación a la navaja de Ockham al multiplicar las «causas» de nuestras acciones sin necesidad. Si sabemos que: a) tenemos cerebro; b) tenemos pensamientos, sentimientos, etc., entonces, ¿por qué atribuirle nuestros pensamientos y emociones a una causa desconocida, llamada alma, si tenemos causas más simples y comprobadas (sinapsis neurales, corteza cerebral, sistema límbico, etc) de nuestros pensamientos y sentimientos?
7) La creencia del alma es fruto de nuestra mala gramática, infestada de metafísica, ya que el alma/sujeto es una ficción lógica creada por el lenguaje (Bertrand Russell dixit); y alma («el ser») es sólo un infinitivo sustantivado, resultado del anteponerle el artículo «el» al lexema «ser», y, por lo tanto, es una abstracción lingüística carente de referentes reales. Pretender que una abstracción es un ente «real» es la típica falacia metafísica de reificación o «sustancialización de lo abstracto».
8) Al definir al alma como inmaterial y trascendente se comete la falacia de «imposibilidad de comprobación», ya que no sería abordable por los instrumentos de medición y exploración científicos, sería inverificable.
9) El alma es una hipótesis infalsable, ya que sus defensores no diseñan experimentos o establecen contraejemplos que permitan demostrar falsa la conjetura; por lo tanto, es pseudociencia.
10) La creencia en el alma no se compagina con la cosmovisión naturalista, materialista y realista científica de la comunidad científica.
11) Viola el criterio de «solidez metacientífica» ya que contradice principios metacientíficos como el principio de legalidad [en ciencias]: «todo acontecimiento obedece por lo menos a una ley» ¿A qué ley obedece el alma?
12) Carece de consistencia externa o compatibilidad con disciplinas científicas: contradice a las neurociencias y a la psicobiología, atenta contra el principio de conservación de la energía (el alma como motor perpetuo es un imposible), etc.
13) La idea de un alma inmaterial que produce acciones inmateriales se basa en el falso axioma antiguo: «lo igual engendra lo igual», idea que desempeñó un papel dañoso en las ciencias de siglos pasados. En la pseudociencia de la alquimia, los alquimistas querían hacer oro con ayuda del oro; se hacían filtros amorosos de corazones, porque se creía que era el asiento del amor, etc. Por tanto, se comete la falacia de premisa falsa.
14) Ya los filósofos Locke, Diderot, Voltaire, D’Holbach, Buchner, La Mettrie, Kant, Hume, etc. desenmascararon los sofismas en que se basan las creencias metafísicas del «alma», «sustancia», etc. Por lo tanto, desde el punto de vista filosófico, la idea del alma está archirrefutada.
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