El Arca De La Alianza
1.- Los Caballeros del Templo de Salomón
Jerusalén. La sola mención de su nombre evoca la leyenda, la historia, la pasión y el drama. Ciudad mágica por excelencia, madre de las tres grandes religiones monoteístas, Jerusalén parece destinada a ser un escenario de guerras y luchas, pero también a permanecer inmune a todas ellas y ganar la eternidad.
Tres milenios atrás, Salomón, rey de Israel, hijo de David, acometió la construcción de un templo ideado como el último lugar de reposo del Arca de la Alianza, la misma que llevara Moisés en su éxodo por el desierto. Su construcción ocupó a los hebreos entre siete y trece años y la avanzada ingeniería desplegada recuerda a la tecnología empleada en la Gran Pirámide de Gizeh. En la ornamentación del magnífico monumento se estima que fueron empleadas 86 toneladas de oro, 126 de plata, multitud de piedras preciosas, las más exquisitas maderas y los más suntuosos materiales. Salomón consiguió que el edificio deslumbrara al contemplarlo.
Destruido por los persas, reconstruido con autorización de Ciro II y engrandecido durante el reinado de Herodes, el segundo Templo, inferior en tamaño al primero, es arrasado nuevamente por el emperador romano Tito, quién ordena dejar como muestra del poderío de Roma solo un muro en pie, el que en la actualidad conocemos como Muro de las Lamentaciones. Muy cerca, en lo que otrora fue la explanada del Templo, se alzan hoy en día dos mequitas. Una es la de Omar, de cúpula dorada, erguida sobre la roca basáltica donde los musulmanes aseguran que Mahoma había apoyado los pies al realizar el "viaje nocturno" de ascenso al Cielo, y que la tradición hebrea relaciona con el lugar donde Abraham fue a cumplir con el mandato divino de sacrificar a su hijo Isaac. Se sospecha que su ubicación es precisamente la que correspondía al sancta santórum del antiguo templo, la sala donde se guardaba el Arca. La otra es la mezquita blanca de Al-aqsa, construida por el emperador Justiniano de Bizancio sobre las enormes caballerizas de Salomón.
Alrededor del año 1118, tras la toma de Jerusalén por los cruzados, 9 nobles caballeros comandados por Hugo de Payns y por Godofredo de Saint-Omer, se dirigen al nuevo monarca de la Santa Ciudad, Balduino II, con el pretexto de organizar una orden militar para la defensa de los santos lugares y de los peregrinos. El rey cristiano accedió inmediatamente a la petición y les concedió como residencia un ala de su palacio, situado en la antigua mezquita del Al-aqsa. Debido a que esta, como hemos visto, estaba situada en el Monte del Templo, la nueva milicia fue denominada "Pobres caballeros de Cristo y del Templo del Rey Salomón". Habían nacido los Templarios.
Al originarse la Orden del Temple surgen con ella múltiples interrogantes, de las que nos vamos a ocupar a continuación. Los Templarios fueron descaradamente favorecidos por los gobernantes desde sus comienzos y lo seguirían siendo hasta el final de sus días. No fueron la primera orden militar en fundarse en la región, pero es necesario señalar que en aquellos tiempos era creencia general que la mezquita blanca que les fue dada en propiedad correspondía al emplazamiento exacto del templo salomónico. Hoy sabemos que este ocupaba una extensión mucho mayor, más allá del Domo de la Roca o mezquita de Omar, que también fue utilizada por el Temple. Cabe preguntarse que razón impulsó al rey Balduino a donar un alojamiento tan inmenso a tan solo nueve hombres, a lo sumo treinta o cuarenta si incluimos posibles escuderos y sirvientes, donde habrían podido cómodamente varios millares, incluidas sus monturas. Por otra parte, no consta que esta recién fundada "policía de caminos" participase en ningún enfrentamiento armado durante los primeros nueve años, tiempo en el que tampoco admitieron a ningún nuevo miembro a mayores de los nueve fundadores. Esto carece de lógica en una agrupación cuyo objetivo, a priori, era formar un ejército permanente en Tierra Santa. ¿A que se dedicaron los primeros Templarios en sus oscuros inicios?
2.- Tras las huellas del Arca
La mayoría de los autores coincide al afirmar que los nueve fundadores, el nueve como veremos más adelante es un número que preside los orígenes del Temple, realizaron excavaciones en el subsuelo de la mezquita de Al-aqsa, en lo que habrían sido las cuadras reales. ¿Qué podían buscar allí los caballeros? Es lícito pensar que algo realmente importante, pues como hemos visto, el no permitir la admisión de nuevos ingresos en la recién creada Orden, parece significar que se trabajaba en secreto, y que este debía ser guardado de las miradas ajenas. ¿Existe algún indicio de lo que podría haber motivado semejante búsqueda? Para responder a este cuestión debemos remontarnos a los Historia clásica.
La Biblia no es solo un libro de religión. Es también un maravilloso libro de historia. Y la existencia del Arca de la Alianza bajo el Templo de Salomón, se desprende de la historia misma. Bajo la guía de Moisés, el Arca viajó con los hebreos desde el desierto del Sinaí a Horma. Muerto Moisés, bajo la dirección de Josué, pasó el Jordán y entro en Palestina. En tiempos de Samuel el arca fue capturada por los filisteos y llevada a Ashod, a Gath y después a Ekron. Espantados los filisteos por los poderes del Arca, que provoca muertes y enfermedades, es devuelta a los israelitas, quienes la guardan en Kirjath-Jearim, de donde David la hizo llevar finalmente a Jerusalén. Salomón había de hacerla colocar en el sancta sanctórum del Templo que mandó construir: "Entonces dijo Salomón: Yavé, has dicho que habitarías en la oscuridad. Yo he edificado una casa para que sea tu morada, en lugar de tu habitación para siempre" (Libro de los Reyes: I, 8-12, 13). Después de esto, ninguna mención en los libros históricos, solamente leyendas.
La tradición hace referencia a la multitud de objetos sagrados que se guardaban en el recinto del Templo. Aparte de la mencionada Arca de la Alianza, este debió contener entre otros muchos tesoros y objetos valiosísimos el Candelabro de Siete Brazos, llamado por los judíos menorah, y la Mesa o Espejo de Salomón. De la propia estructura del templo formaban parte dos columnas denominadas Jakim y Boaz, que según dicen algunas fuentes, contendrían grabada en sus paredes información de capital importancia. Pero mucho antes de que llegaran los Templarios el Templo ya había sido saqueado en varias ocasiones. De la época del expolio de los persas, con Nabucodonosor II, no se conserva ningún documento que haga referencia al tesoro. Tampoco sabemos si este fue restituido por parte de Ciro II o si permaneció escondido en Jerusalén todo ese tiempo. No se vuelve a tener ninguna noticia hasta que Tito y sus legiones romanas arrasan la ciudad en el año 70 d.c., pero y aunque tampoco sabemos a ciencia cierta cual fue el botín que logró en su saqueo, se menciona el traslado de la menorah y de la Mesa de Salomón.
in embargo, existen indicios que nos hacen pensar que el elemento más importante del tesoro del Templo, el Arca de la Alianza, fue escondido por los hebreos en un refugio previsto en caso de extrema necesidad. El sabio árabe Maimónides cita la existencia de una cueva secreta bajo el primer Templo. Esta gruta, muy profunda, habría sido construida por mandato del propio Salomón, quién pronosticando una futura destrucción del Templo, decidió proveer de un escondite seguro para el Arca. Existe otra prueba más de ese enterramiento. Los alimentos de las ofrendas entraban en contacto con los rollos sagrados de la Torá, por lo que los sacerdotes no admitían que aquellos fueran arrojados a la basura. Se creó, entonces, un cementerio de objetos sagrados llamado guenizá, y una vieja tradición afirma que "cuando el Arca fue enterrada, se llevó a la guenizá el recipiente que contenía el maná, porque había tenido contacto con las Tablas de la Ley".
"Habitarías en la oscuridad" había dicho Salomón. Esta frase es significativa. Podemos por tanto deducir que el rey hebreo se refería a un lugar oculto, a salvo de las miradas y los actos de los hombres. Aunque no hubiera sido el propio Salomón, es seguro que en una Jerusalén asediada, el Arca de la Alianza seria el primer objeto en ser ocultado a los posibles vencedores. Cuando más de mil años después 9 caballeros realizaron excavaciones secretas en los sótanos del antiguo Templo, no podemos dejar de hacernos una pregunta: ¿buscaron los Templarios el Arca?
3.- Teoría de una conspiración
Antes de intentar dar respuesta a esta cuestión, debemos plantearnos que pudo motivar una búsqueda semejante en pleno siglo XII. Que pudo impulsar a nueve nobles cristianos a llevar acabo tan extrañas tareas en el seno de la Ciudad Santa. Y las búsquedas apuntan directamente a Francia y a la figura de dos hombres: Hugo, conde de Champaña y San Bernardo de Claraval.
Tras varios viajes a Tierra Santa entre 1104 y 1115, Hugo de Champaña mantiene contactos con el Abad de la Orden del Cister, Esteban Harding, a quién le dona una tierra donde San Bernardo, quién había entrado en la orden tres años antes, funda la abadía de Claraval. A partir de este momento los cistercienses, con ayuda de rabinos judíos, comienzan a estudiar minuciosamente textos sagrados hebreos. ¿Habría encontrado el conde de Champaña documentos importantes en alguno de sus viajes? Tras ser traducidos e interpretados, cabe la posibilidad de que se organizara una misión de búsqueda en Jerusalén, para lo cual fuera necesario contar con un comando de hombres devotos y leales. ¿Es absurdo creer en la existencia de una misión altamente secreta en Tierra Santa? Veamos como van encajando las piezas de la conspiración.
Hugo de Payns, el primer maestre de la Orden del Temple, natural de la región de Troyes en La Champaña, pertenecía a una familia noble y emparentada con la del conde Hugo, y era primo de San Bernardo. Este, que se erigió en el gran valedor de los Templarios en Francia, era a su vez sobrino de otro de los fundadores de la recién creada orden militar, Andrés de Montbard. Como vemos, la relación no es casual. Se ha dicho que durante los nueve primeros los caballeros evitaron cuidadosamente que su pequeña tropa aumentara. Ya hemos manifestado anteriormente que esto carecía de toda lógica si su verdadero propósito fuera el de defender los caminos y los Santos Lugares, pero los templarios rechazan cualquier compañía con la excepción de la del conde Hugo de Champaña, alrededor de 1125 o 1126. La trama empieza a tomar forma.
Se dice que Salomón fundó una "Logia de Perfección" integrada por maestros, y que nueve caballeros guardaban con sus espadas los nueve arcos que conducían a la Cripta Sagrada. 9 caballeros guardaban el Arca y otros 9 trataban de encontrarla. 9 elegidos que han sido designados para combatir a los infieles y sin embargo no se batirán. 9 hombres designados que se comportarán como monjes, castos y sin posesiones, nada debe distraerles ni desviarles de su tarea. La misión está por encima de todo.
¿Tan importante es el Arca?, y sobre todo... ¿qué es el Arca? Por el Libro del Éxodo sabemos que el arca es un cofre de madera de acacia, revestido de oro interior y exteriormente. Sus dimensiones eran 1,35 metros de largo por 0.8 de alto y ancho, con cuatro querubines cuyas alas se tocaban para formar el trono de Dios. Era tan sagrada que el sólo tocarla provocaba la muerte repentina. Pero lo importante no es el Arca en sí, sino su contenido: un recipiente con el maná, la vara de Aarón y sobre todo, las Tablas de la Ley, grabadas en piedra. Las Tablas de la Ley es algo sumamente valioso pues es fuente de saber y de poder, y ambos proceden de Dios. Se trata de una "ley divina". Inscritos en ellas estaban las tablas del Testimonio, la ecuación cósmica, la ley del número, medida y peso que la cábala permitiría descifrar. Poseer las Tablas del Ley significa tener posibilidad de acceso al conocimiento de la Ley que rige los mundos. Se comprende que Moisés no engañaba al pueblo hebreo cuando le prometía dominio por las Tablas de la Ley. Se empieza a comprender por qué Esteban de Harding y Bernardo de Claraval se dedicaban en su abadía al estudio de los textos hebraicos traídos de Jerusalén por Hugo de Champaña. Porque los textos hebreos son el tratado de lectura de las piedras, pero estas si aún existen, se hallan en algún lugar bajo el Templo de Salomón, y alguien tiene que ir a buscarlas. Y aquí entran en acción los Templarios.
4.- Una misión culminada con éxito
¿Encontraron los Templarios el Arca? No puede darse una respuesta sincera a esta cuestión. Sin embargo, algo ocurrió a los nueve años, otra vez el nueve, de iniciada la misión: Hugo de Payns y otros cinco Templarios regresan a Francia.
Según la historia oficial, en 1127 Balduino II, rey de Jerusalén, se halla en dificultades por falta de combatientes y recurre a la ayuda del Papa. Desea enviar un mensaje de socorro y pide al maestre templario que sea él su embajador ante el pontífice. Aquí encontramos otra nueva incoherencia en las funciones de la Orden del Temple. Hugo de Payns no era ni consejero ni mensajero del rey, sino que es el cabecilla de una tropa militar creada expresamente para la defensa del nuevo reino cristiano. Es cuando menos sospechoso que Balduino recurriera al caballero templario para semejante misión, en vez de encomendársela a uno de sus embajadores, o en ausencia de estos, a cualquier otro noble de confianza no asentado de forma permanente en Tierra Santa que después de cumplir su voto de cruzada retornase a su hogar, algo muy común en la época. Pero el rey envía al maestre templario y este parte con seis de sus nueve caballeros, abandonando sus deberes en Ultramar. La lógica no funciona, algo sigue fallando en el planteamiento. A menos que... podemos pensar, a menos que Balduino II aprovechase un viaje expreso de los miembros del Temple para encomendarles la tarea. Un viaje que podemos suponer, debió realizarse acatando un plan establecido desde el otro lado, posiblemente por San Bernardo. Los caballeros habían tenido éxito en su misión y debían volver a occidente.
Esta afirmación no se hace a la ligera. A partir de ese momento van a darse grandes cambios que van a afectar a la Orden del Temple y a toda Europa, pero el propio San Bernardo nos da una pista que apoya nuestras suposiciones. Lo primero que hizo fue gestionar a favor de su pariente Hugo de Payns y los Templarios que le acompañaban, una acogida positiva y cordial por parte del Papa Honorio II, a quien los fundadores del Temple estaban a punto de visitar en Roma. De acuerdo con la propuesta de Bernardo, en la primavera de 1228, se celebró un concilio extraordinario en Troyes. Los caballeros hasta ese momento, aunque acogidos a la regla monástica de San Agustín, eran laicos, pero tras el Concilio de Troyes los Templarios se convierten en verdaderos monjes, integrantes de una orden religiosa plena y no de una simple agrupación de caballeros. Además, se encarga al Abad de Claraval que redacte para una Regla original para la nueva Orden del Temple, y San Bernardo escribe: "La obra se ha llevado a cabo con ayuda de Nós. Y los caballeros han sido convocados en la Marca de Francia y de borgoña, es decir, en Champaña, bajo la protección del conde de Champaña, allí donde pueden tomarse todo tipo de precauciones contra la injerencia de los poderes públicos o eclesiásticos; allí donde, en esta época, se puede asegurar del mejor modo posible un secreto, una custodia, un escondite".
La obra se ha llevado a cabo. Los caballeros han sido convocados. Un secreto. Un secreto que hemos realizado "Nós", es decir, él y sus caballeros, "bajo la protección del conde de Champaña". Como ya se dejó entrever, tres años antes, Hugo de Champaña, uno de los más grandes señores feudales de Francia, había abandonado sus tierras y repudiado a su mujer e hijos para unirse a la Orden. Las piezas del puzzle empiezan a encajar.
5.- Chartres: un secreto grabado en la piedra
A partir de 1130, en Europa irrumpe el estilo gótico. El gótico no es una evolución del románico, aparece de repente y casi siempre en las abadías cistercienses. Si el románico llega a su plenitud después de múltiples mejoramientos a partir del estilo romano y bizantino, el gótico surge de golpe, completo y total. Aparece después de la primera cruzada y especialmente tras el retorno de los Caballeros Templarios con su secreto. ¿Un secreto concerniente a la utilización sagrada, y por así decirlo mágica, de la arquitectura?
Ya hemos mencionado antes lo que contenían las Piedras de la Ley. La misma clave numérica que fue utilizada en la construcción de la Gran Pirámide y del Templo de Salomón. No hace falta recordar que Moisés vino de Egipto. Toda la cultura egipcia estaba concentrada en los sacerdotes y él era uno de ellos, así que fue instruido en toda la ciencia de los faraones. En la Europa medieval, y durante aproximadamente ciento cincuenta años, la aplicación de este conocimiento arquitectónico va a manifestarse en la construcción de las grandes catedrales. Y es en una de ellas, Chartres, muy cerca de París, donde encontramos una nueva referencia al Arca de la Alianza. Ni que decir tiene que la catedral de Chartres es de estilo gótico, y de origen, evidentemente, templario.
El pórtico norte de dicha catedral se llama "pórtico de los iniciados". En él se hallan dos columnas esculpidas. En una de ellas se observa un arca que es transportada por una carreta de bueyes y en la otra podemos ver como un hombre cubre el arca con un velo, rodeado por un montón de cadáveres entre los que destaca un caballero en cota de malla. Las dos columnas, justo debajo de las representaciones, conforman una controvertida leyenda "Hic amititur Archa cederis". Decimos controvertida porque la expresión tal y como está grabada no existe en latín, lo cual es realmente extraño, pero sorprendentemente el único texto plausible, que sería "Hic amittitur Archa foederis", se traduce como "En este lugar se oculta el arca de la alianza". Parece mucha casualidad como para pensar que no hay algo de verdad en todo esto.
El gótico no es solo una innovación técnica. No se trata únicamente de la construcción de templos sino de la del Templo. Para una expansión equivalente a la que tuvo se requiere una ciencia mas elevada que el cálculo de estructuras. Sería largo de explicar las diferencias del gótico respecto de estilos anteriores, pero mientras el románico dirige sus fuerzas hacia abajo el gótico las impulsa hacia arriba, pues la bóveda no pesa sobre los muros, sino que estos la empujan hacia arriba. Esta ojiva, sometida a presión, se transforma en una instrumento de música, en una caja de resonancia que aprovecha las corrientes telúricas sobre las que los constructores elevaban las catedrales y actúa sobre el hombre. La catedral gótica es lo más parecido a un acumulador de energía y bajo su bóveda el hombre se endereza, se pone en pie. Se hace necesario un conocimiento de las leyes de los números, de las leyes de la materia, del espíritu, para que actué de esa forma sobre los hombres, tanto a nivel físico como psíquico. ¿No fue acaso San Bernardo quien dijo aquello de "Dios es longitud, anchura, altura y profundidad"? Ese saber, que se hallaba en las Tablas de la Ley, fue sin duda utilizado.
Aparte de la Catedral francesa, merece un puesto de honor la Abadía de Rosslyn, en Escocia, cercana a Edimburgo. Después de la disolucion de la Orden del Temple, entre 1307 y 1314, muchos de los supervivientes se trasladaron a Escocia, y Rosslyn fue el ultimo reducto templario. Algunos eminentes investigadores sospechan que podría ser el emplazamiento definitivo del Arca de la Alianza que los Templarios habrían llevado y escondido allí, junto con sus otros tesoros, nunca hallados.
Fuente
Jerusalén. La sola mención de su nombre evoca la leyenda, la historia, la pasión y el drama. Ciudad mágica por excelencia, madre de las tres grandes religiones monoteístas, Jerusalén parece destinada a ser un escenario de guerras y luchas, pero también a permanecer inmune a todas ellas y ganar la eternidad.
Tres milenios atrás, Salomón, rey de Israel, hijo de David, acometió la construcción de un templo ideado como el último lugar de reposo del Arca de la Alianza, la misma que llevara Moisés en su éxodo por el desierto. Su construcción ocupó a los hebreos entre siete y trece años y la avanzada ingeniería desplegada recuerda a la tecnología empleada en la Gran Pirámide de Gizeh. En la ornamentación del magnífico monumento se estima que fueron empleadas 86 toneladas de oro, 126 de plata, multitud de piedras preciosas, las más exquisitas maderas y los más suntuosos materiales. Salomón consiguió que el edificio deslumbrara al contemplarlo.
Destruido por los persas, reconstruido con autorización de Ciro II y engrandecido durante el reinado de Herodes, el segundo Templo, inferior en tamaño al primero, es arrasado nuevamente por el emperador romano Tito, quién ordena dejar como muestra del poderío de Roma solo un muro en pie, el que en la actualidad conocemos como Muro de las Lamentaciones. Muy cerca, en lo que otrora fue la explanada del Templo, se alzan hoy en día dos mequitas. Una es la de Omar, de cúpula dorada, erguida sobre la roca basáltica donde los musulmanes aseguran que Mahoma había apoyado los pies al realizar el "viaje nocturno" de ascenso al Cielo, y que la tradición hebrea relaciona con el lugar donde Abraham fue a cumplir con el mandato divino de sacrificar a su hijo Isaac. Se sospecha que su ubicación es precisamente la que correspondía al sancta santórum del antiguo templo, la sala donde se guardaba el Arca. La otra es la mezquita blanca de Al-aqsa, construida por el emperador Justiniano de Bizancio sobre las enormes caballerizas de Salomón.
Alrededor del año 1118, tras la toma de Jerusalén por los cruzados, 9 nobles caballeros comandados por Hugo de Payns y por Godofredo de Saint-Omer, se dirigen al nuevo monarca de la Santa Ciudad, Balduino II, con el pretexto de organizar una orden militar para la defensa de los santos lugares y de los peregrinos. El rey cristiano accedió inmediatamente a la petición y les concedió como residencia un ala de su palacio, situado en la antigua mezquita del Al-aqsa. Debido a que esta, como hemos visto, estaba situada en el Monte del Templo, la nueva milicia fue denominada "Pobres caballeros de Cristo y del Templo del Rey Salomón". Habían nacido los Templarios.
Al originarse la Orden del Temple surgen con ella múltiples interrogantes, de las que nos vamos a ocupar a continuación. Los Templarios fueron descaradamente favorecidos por los gobernantes desde sus comienzos y lo seguirían siendo hasta el final de sus días. No fueron la primera orden militar en fundarse en la región, pero es necesario señalar que en aquellos tiempos era creencia general que la mezquita blanca que les fue dada en propiedad correspondía al emplazamiento exacto del templo salomónico. Hoy sabemos que este ocupaba una extensión mucho mayor, más allá del Domo de la Roca o mezquita de Omar, que también fue utilizada por el Temple. Cabe preguntarse que razón impulsó al rey Balduino a donar un alojamiento tan inmenso a tan solo nueve hombres, a lo sumo treinta o cuarenta si incluimos posibles escuderos y sirvientes, donde habrían podido cómodamente varios millares, incluidas sus monturas. Por otra parte, no consta que esta recién fundada "policía de caminos" participase en ningún enfrentamiento armado durante los primeros nueve años, tiempo en el que tampoco admitieron a ningún nuevo miembro a mayores de los nueve fundadores. Esto carece de lógica en una agrupación cuyo objetivo, a priori, era formar un ejército permanente en Tierra Santa. ¿A que se dedicaron los primeros Templarios en sus oscuros inicios?
2.- Tras las huellas del Arca
La mayoría de los autores coincide al afirmar que los nueve fundadores, el nueve como veremos más adelante es un número que preside los orígenes del Temple, realizaron excavaciones en el subsuelo de la mezquita de Al-aqsa, en lo que habrían sido las cuadras reales. ¿Qué podían buscar allí los caballeros? Es lícito pensar que algo realmente importante, pues como hemos visto, el no permitir la admisión de nuevos ingresos en la recién creada Orden, parece significar que se trabajaba en secreto, y que este debía ser guardado de las miradas ajenas. ¿Existe algún indicio de lo que podría haber motivado semejante búsqueda? Para responder a este cuestión debemos remontarnos a los Historia clásica.
La Biblia no es solo un libro de religión. Es también un maravilloso libro de historia. Y la existencia del Arca de la Alianza bajo el Templo de Salomón, se desprende de la historia misma. Bajo la guía de Moisés, el Arca viajó con los hebreos desde el desierto del Sinaí a Horma. Muerto Moisés, bajo la dirección de Josué, pasó el Jordán y entro en Palestina. En tiempos de Samuel el arca fue capturada por los filisteos y llevada a Ashod, a Gath y después a Ekron. Espantados los filisteos por los poderes del Arca, que provoca muertes y enfermedades, es devuelta a los israelitas, quienes la guardan en Kirjath-Jearim, de donde David la hizo llevar finalmente a Jerusalén. Salomón había de hacerla colocar en el sancta sanctórum del Templo que mandó construir: "Entonces dijo Salomón: Yavé, has dicho que habitarías en la oscuridad. Yo he edificado una casa para que sea tu morada, en lugar de tu habitación para siempre" (Libro de los Reyes: I, 8-12, 13). Después de esto, ninguna mención en los libros históricos, solamente leyendas.
La tradición hace referencia a la multitud de objetos sagrados que se guardaban en el recinto del Templo. Aparte de la mencionada Arca de la Alianza, este debió contener entre otros muchos tesoros y objetos valiosísimos el Candelabro de Siete Brazos, llamado por los judíos menorah, y la Mesa o Espejo de Salomón. De la propia estructura del templo formaban parte dos columnas denominadas Jakim y Boaz, que según dicen algunas fuentes, contendrían grabada en sus paredes información de capital importancia. Pero mucho antes de que llegaran los Templarios el Templo ya había sido saqueado en varias ocasiones. De la época del expolio de los persas, con Nabucodonosor II, no se conserva ningún documento que haga referencia al tesoro. Tampoco sabemos si este fue restituido por parte de Ciro II o si permaneció escondido en Jerusalén todo ese tiempo. No se vuelve a tener ninguna noticia hasta que Tito y sus legiones romanas arrasan la ciudad en el año 70 d.c., pero y aunque tampoco sabemos a ciencia cierta cual fue el botín que logró en su saqueo, se menciona el traslado de la menorah y de la Mesa de Salomón.
in embargo, existen indicios que nos hacen pensar que el elemento más importante del tesoro del Templo, el Arca de la Alianza, fue escondido por los hebreos en un refugio previsto en caso de extrema necesidad. El sabio árabe Maimónides cita la existencia de una cueva secreta bajo el primer Templo. Esta gruta, muy profunda, habría sido construida por mandato del propio Salomón, quién pronosticando una futura destrucción del Templo, decidió proveer de un escondite seguro para el Arca. Existe otra prueba más de ese enterramiento. Los alimentos de las ofrendas entraban en contacto con los rollos sagrados de la Torá, por lo que los sacerdotes no admitían que aquellos fueran arrojados a la basura. Se creó, entonces, un cementerio de objetos sagrados llamado guenizá, y una vieja tradición afirma que "cuando el Arca fue enterrada, se llevó a la guenizá el recipiente que contenía el maná, porque había tenido contacto con las Tablas de la Ley".
"Habitarías en la oscuridad" había dicho Salomón. Esta frase es significativa. Podemos por tanto deducir que el rey hebreo se refería a un lugar oculto, a salvo de las miradas y los actos de los hombres. Aunque no hubiera sido el propio Salomón, es seguro que en una Jerusalén asediada, el Arca de la Alianza seria el primer objeto en ser ocultado a los posibles vencedores. Cuando más de mil años después 9 caballeros realizaron excavaciones secretas en los sótanos del antiguo Templo, no podemos dejar de hacernos una pregunta: ¿buscaron los Templarios el Arca?
3.- Teoría de una conspiración
Antes de intentar dar respuesta a esta cuestión, debemos plantearnos que pudo motivar una búsqueda semejante en pleno siglo XII. Que pudo impulsar a nueve nobles cristianos a llevar acabo tan extrañas tareas en el seno de la Ciudad Santa. Y las búsquedas apuntan directamente a Francia y a la figura de dos hombres: Hugo, conde de Champaña y San Bernardo de Claraval.
Tras varios viajes a Tierra Santa entre 1104 y 1115, Hugo de Champaña mantiene contactos con el Abad de la Orden del Cister, Esteban Harding, a quién le dona una tierra donde San Bernardo, quién había entrado en la orden tres años antes, funda la abadía de Claraval. A partir de este momento los cistercienses, con ayuda de rabinos judíos, comienzan a estudiar minuciosamente textos sagrados hebreos. ¿Habría encontrado el conde de Champaña documentos importantes en alguno de sus viajes? Tras ser traducidos e interpretados, cabe la posibilidad de que se organizara una misión de búsqueda en Jerusalén, para lo cual fuera necesario contar con un comando de hombres devotos y leales. ¿Es absurdo creer en la existencia de una misión altamente secreta en Tierra Santa? Veamos como van encajando las piezas de la conspiración.
Hugo de Payns, el primer maestre de la Orden del Temple, natural de la región de Troyes en La Champaña, pertenecía a una familia noble y emparentada con la del conde Hugo, y era primo de San Bernardo. Este, que se erigió en el gran valedor de los Templarios en Francia, era a su vez sobrino de otro de los fundadores de la recién creada orden militar, Andrés de Montbard. Como vemos, la relación no es casual. Se ha dicho que durante los nueve primeros los caballeros evitaron cuidadosamente que su pequeña tropa aumentara. Ya hemos manifestado anteriormente que esto carecía de toda lógica si su verdadero propósito fuera el de defender los caminos y los Santos Lugares, pero los templarios rechazan cualquier compañía con la excepción de la del conde Hugo de Champaña, alrededor de 1125 o 1126. La trama empieza a tomar forma.
Se dice que Salomón fundó una "Logia de Perfección" integrada por maestros, y que nueve caballeros guardaban con sus espadas los nueve arcos que conducían a la Cripta Sagrada. 9 caballeros guardaban el Arca y otros 9 trataban de encontrarla. 9 elegidos que han sido designados para combatir a los infieles y sin embargo no se batirán. 9 hombres designados que se comportarán como monjes, castos y sin posesiones, nada debe distraerles ni desviarles de su tarea. La misión está por encima de todo.
¿Tan importante es el Arca?, y sobre todo... ¿qué es el Arca? Por el Libro del Éxodo sabemos que el arca es un cofre de madera de acacia, revestido de oro interior y exteriormente. Sus dimensiones eran 1,35 metros de largo por 0.8 de alto y ancho, con cuatro querubines cuyas alas se tocaban para formar el trono de Dios. Era tan sagrada que el sólo tocarla provocaba la muerte repentina. Pero lo importante no es el Arca en sí, sino su contenido: un recipiente con el maná, la vara de Aarón y sobre todo, las Tablas de la Ley, grabadas en piedra. Las Tablas de la Ley es algo sumamente valioso pues es fuente de saber y de poder, y ambos proceden de Dios. Se trata de una "ley divina". Inscritos en ellas estaban las tablas del Testimonio, la ecuación cósmica, la ley del número, medida y peso que la cábala permitiría descifrar. Poseer las Tablas del Ley significa tener posibilidad de acceso al conocimiento de la Ley que rige los mundos. Se comprende que Moisés no engañaba al pueblo hebreo cuando le prometía dominio por las Tablas de la Ley. Se empieza a comprender por qué Esteban de Harding y Bernardo de Claraval se dedicaban en su abadía al estudio de los textos hebraicos traídos de Jerusalén por Hugo de Champaña. Porque los textos hebreos son el tratado de lectura de las piedras, pero estas si aún existen, se hallan en algún lugar bajo el Templo de Salomón, y alguien tiene que ir a buscarlas. Y aquí entran en acción los Templarios.
4.- Una misión culminada con éxito
¿Encontraron los Templarios el Arca? No puede darse una respuesta sincera a esta cuestión. Sin embargo, algo ocurrió a los nueve años, otra vez el nueve, de iniciada la misión: Hugo de Payns y otros cinco Templarios regresan a Francia.
Según la historia oficial, en 1127 Balduino II, rey de Jerusalén, se halla en dificultades por falta de combatientes y recurre a la ayuda del Papa. Desea enviar un mensaje de socorro y pide al maestre templario que sea él su embajador ante el pontífice. Aquí encontramos otra nueva incoherencia en las funciones de la Orden del Temple. Hugo de Payns no era ni consejero ni mensajero del rey, sino que es el cabecilla de una tropa militar creada expresamente para la defensa del nuevo reino cristiano. Es cuando menos sospechoso que Balduino recurriera al caballero templario para semejante misión, en vez de encomendársela a uno de sus embajadores, o en ausencia de estos, a cualquier otro noble de confianza no asentado de forma permanente en Tierra Santa que después de cumplir su voto de cruzada retornase a su hogar, algo muy común en la época. Pero el rey envía al maestre templario y este parte con seis de sus nueve caballeros, abandonando sus deberes en Ultramar. La lógica no funciona, algo sigue fallando en el planteamiento. A menos que... podemos pensar, a menos que Balduino II aprovechase un viaje expreso de los miembros del Temple para encomendarles la tarea. Un viaje que podemos suponer, debió realizarse acatando un plan establecido desde el otro lado, posiblemente por San Bernardo. Los caballeros habían tenido éxito en su misión y debían volver a occidente.
Esta afirmación no se hace a la ligera. A partir de ese momento van a darse grandes cambios que van a afectar a la Orden del Temple y a toda Europa, pero el propio San Bernardo nos da una pista que apoya nuestras suposiciones. Lo primero que hizo fue gestionar a favor de su pariente Hugo de Payns y los Templarios que le acompañaban, una acogida positiva y cordial por parte del Papa Honorio II, a quien los fundadores del Temple estaban a punto de visitar en Roma. De acuerdo con la propuesta de Bernardo, en la primavera de 1228, se celebró un concilio extraordinario en Troyes. Los caballeros hasta ese momento, aunque acogidos a la regla monástica de San Agustín, eran laicos, pero tras el Concilio de Troyes los Templarios se convierten en verdaderos monjes, integrantes de una orden religiosa plena y no de una simple agrupación de caballeros. Además, se encarga al Abad de Claraval que redacte para una Regla original para la nueva Orden del Temple, y San Bernardo escribe: "La obra se ha llevado a cabo con ayuda de Nós. Y los caballeros han sido convocados en la Marca de Francia y de borgoña, es decir, en Champaña, bajo la protección del conde de Champaña, allí donde pueden tomarse todo tipo de precauciones contra la injerencia de los poderes públicos o eclesiásticos; allí donde, en esta época, se puede asegurar del mejor modo posible un secreto, una custodia, un escondite".
La obra se ha llevado a cabo. Los caballeros han sido convocados. Un secreto. Un secreto que hemos realizado "Nós", es decir, él y sus caballeros, "bajo la protección del conde de Champaña". Como ya se dejó entrever, tres años antes, Hugo de Champaña, uno de los más grandes señores feudales de Francia, había abandonado sus tierras y repudiado a su mujer e hijos para unirse a la Orden. Las piezas del puzzle empiezan a encajar.
5.- Chartres: un secreto grabado en la piedra
A partir de 1130, en Europa irrumpe el estilo gótico. El gótico no es una evolución del románico, aparece de repente y casi siempre en las abadías cistercienses. Si el románico llega a su plenitud después de múltiples mejoramientos a partir del estilo romano y bizantino, el gótico surge de golpe, completo y total. Aparece después de la primera cruzada y especialmente tras el retorno de los Caballeros Templarios con su secreto. ¿Un secreto concerniente a la utilización sagrada, y por así decirlo mágica, de la arquitectura?
Ya hemos mencionado antes lo que contenían las Piedras de la Ley. La misma clave numérica que fue utilizada en la construcción de la Gran Pirámide y del Templo de Salomón. No hace falta recordar que Moisés vino de Egipto. Toda la cultura egipcia estaba concentrada en los sacerdotes y él era uno de ellos, así que fue instruido en toda la ciencia de los faraones. En la Europa medieval, y durante aproximadamente ciento cincuenta años, la aplicación de este conocimiento arquitectónico va a manifestarse en la construcción de las grandes catedrales. Y es en una de ellas, Chartres, muy cerca de París, donde encontramos una nueva referencia al Arca de la Alianza. Ni que decir tiene que la catedral de Chartres es de estilo gótico, y de origen, evidentemente, templario.
El pórtico norte de dicha catedral se llama "pórtico de los iniciados". En él se hallan dos columnas esculpidas. En una de ellas se observa un arca que es transportada por una carreta de bueyes y en la otra podemos ver como un hombre cubre el arca con un velo, rodeado por un montón de cadáveres entre los que destaca un caballero en cota de malla. Las dos columnas, justo debajo de las representaciones, conforman una controvertida leyenda "Hic amititur Archa cederis". Decimos controvertida porque la expresión tal y como está grabada no existe en latín, lo cual es realmente extraño, pero sorprendentemente el único texto plausible, que sería "Hic amittitur Archa foederis", se traduce como "En este lugar se oculta el arca de la alianza". Parece mucha casualidad como para pensar que no hay algo de verdad en todo esto.
El gótico no es solo una innovación técnica. No se trata únicamente de la construcción de templos sino de la del Templo. Para una expansión equivalente a la que tuvo se requiere una ciencia mas elevada que el cálculo de estructuras. Sería largo de explicar las diferencias del gótico respecto de estilos anteriores, pero mientras el románico dirige sus fuerzas hacia abajo el gótico las impulsa hacia arriba, pues la bóveda no pesa sobre los muros, sino que estos la empujan hacia arriba. Esta ojiva, sometida a presión, se transforma en una instrumento de música, en una caja de resonancia que aprovecha las corrientes telúricas sobre las que los constructores elevaban las catedrales y actúa sobre el hombre. La catedral gótica es lo más parecido a un acumulador de energía y bajo su bóveda el hombre se endereza, se pone en pie. Se hace necesario un conocimiento de las leyes de los números, de las leyes de la materia, del espíritu, para que actué de esa forma sobre los hombres, tanto a nivel físico como psíquico. ¿No fue acaso San Bernardo quien dijo aquello de "Dios es longitud, anchura, altura y profundidad"? Ese saber, que se hallaba en las Tablas de la Ley, fue sin duda utilizado.
Aparte de la Catedral francesa, merece un puesto de honor la Abadía de Rosslyn, en Escocia, cercana a Edimburgo. Después de la disolucion de la Orden del Temple, entre 1307 y 1314, muchos de los supervivientes se trasladaron a Escocia, y Rosslyn fue el ultimo reducto templario. Algunos eminentes investigadores sospechan que podría ser el emplazamiento definitivo del Arca de la Alianza que los Templarios habrían llevado y escondido allí, junto con sus otros tesoros, nunca hallados.
Fuente
2 Comentarios:
porque ahora que el Caballero se fue pones Leyendas de Caballeros ?
Un Beso
te espero en msn :P
holaaa Lluvia,leiste el mail en la dire del blog?
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