Debilitados Evo y las FARC, Washington inicia jaque mate contra Hugo Chávez y Rafael Correa
Heinz DieterichRebelión
1. El escenario del jaque mate
Washington ha llegado a la conclusión de que:
1. las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han perdido su capacidad operativa;
2. que ha logrado neutralizar el gobierno de Evo Morales con la creación de un Estado paralelo en las cuatro provincias de la “Nación Camba”;
3. que sus éxitos en Colombia y Bolivia le proporcionaron el escenario para iniciar el jaque mate contra los gobiernos de Hugo Chávez y Rafael Correa. Esta es la razón de las crecientes provocaciones militares de las tropas de Uribe, de los militares estadounidenses en el Caribe y de la reactivación de la Cuarta Flota Imperial.Mostrar/Ocultar
2. Elemento estratégico del “plan maestro”: la neutralización de las FARC
La estrategia de Washington para destruir a las fuerzas de liberación latinoamericanas ha sido flexible, integrando nuevos desafíos en la medida en que se presentaban, superando derrotas parciales y llevando la contienda hemisférica hacia el campo que le conviene, el propagandístico-militar.
El punto de partida del plan fue la destrucción de las fuerzas guerrilleras en Colombia. La Guerra del Alto Cenepa entre Ecuador y Perú (1995) le permitió a Washington dar el primer gran paso al respeto, al desplazar el centro de gravitación de las FFAA del Ecuador hacía la frontera con Colombia, para ser el yunque contra el cual el martillo de las Fuerzas Armadas colombianas-estadounidenses-israelíes iba a destruir a las FARC y al ELN. Este triunfo imperial se complementó con el Plan Colombia, en 1999, y la instauración en el poder del “Señor de las Sombras”, Álvaro Uribe, en 2002.
3. El fracasado golpe militar en Venezuela cataliza la agresión imperialista
Cuando Hugo Chávez llegó a la presidencia en Venezuela y demostró que no iba a acomodar su proyecto nacional a los intereses oligárquíco-imperiales, se convirtió en el segundo blanco estratégico de Washington en Tierra Firme. La decisión que tomó la Casa Blanca fue, removerlo en un plazo de dos a tres años mediante un golpe de Estado. Al fracasar el coup d´etat de abril de 2002, la estrategia de destrucción fue replanteada con un mayor horizonte de tiempo.
El fracaso en Caracas hizo más imperiosa la destrucción de las FARC, porque Colombia solo sirve de plataforma de agresión militar ---según el modelo de destrucción del Sandinismo desde Honduras--- sin columnas guerrilleras en su retaguardia. De ahí que la Casa Blanca planeó la neutralización de la capacidad operativa de las FARC en torno al año 2007-2008, para desatar una ofensiva generalizada contra Chávez y las fuerzas bolivarianas, a partir del 2008-2009.
4. Evo Morales y Rafael Correa desafían el plan maestro
Cuando Evo Morales asume la presidencia en Bolivia en enero del 2006 y comienza a practicar el proyecto del desarrollismo nacionalista-regional democrático de Hugo Chávez, se convierte en el tercer blanco estratégico de Washington. Al igual que en Venezuela con la planeación original del golpe, Washington pretende liquidar el nuevo gobierno boliviano en apenas dos a tres años y lo logra por la vía del separatismo, del caballo de Troya de la Asamblea Constituyente y la formación de la CONFILAR.
Se repite el patrón de actuación imperialista con la llegada al poder de Rafael Correa, en enero del 2007. Las puntas de lanza que moviliza el imperialismo en su contra, son la oligarquía de Guayaquil, donde se fundó la CONFILAR (2006), y el descontento del movimiento indígena organizado en la CONAIE. Washington calcula que a finales del 2008, inicios del 2009, se podrán ver los primeros debilitamientos del gobierno, causados por su política de desestabilización.
5. El software decide la batalla por América Latina
La hipótesis del Pentágono es que la pérdida de capacidad operativa de las FARC y de Evo Morales son irreversibles, situación que permite desatar ya la subversión paramilitar-militar desde Colombia, y la militar desde la Cuarta Flota estadounidense, contra Venezuela y Ecuador.
De la validez de este supuesto depende, en gran medida, el futuro del proyecto bolivariano de América Latina. Es posible razonar que la crisis estructural de las FARC es comparable a la crisis estructural del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), en El Salvador, en 1984, que fue superada por medidas acertadas del Frente; y que Evo Morales puede recuperar la iniciativa estratégica para un proyecto popular.
El análisis correcto de los meritos y falacias de la hipótesis de Washington es vital para América Latina. Ojala, que los líderes estatales y populares de América Latina estén a la altura teórica de esta peligrosa coyuntura. Porque el éxito general del plan maestro de Washington, pese a algunas derrotas parciales, demuestra el terrible precio que tendríamos que pagar por el triunfalismo y la subestimación de este bestial enemigo.
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