El sueño…
el sueño es el hermano de la muerte.
Así que túmbate bajo este esqueleto en la frialdad de la tumba.
Permite que el abrazo de sus muertos brazos
te mantenga totalmente a salvo y dormido.
Enterrado en un sueño…
silenciosamente….
Para siempre bajo tierra




El Lobizón (Distintas versiones de una leyenda)










El Lobizón



Según Cámara Cascudo, esta leyenda arranca de la tradición greco-latina. Para Teófilo Braga, su origen seria escandinavo. Cervantes se refiere a ella en Persiles y Segismunda.
Para los franceses vendría a ser el Loup-Garou. Menéndez y Pelayo nos habla de su vigencia en San Miguel de los Azores, donde lo llaman Lobishómen. No obstante estos antecedentes foráneos, Daniel Granada insiste en que ya era conocida en el Plata mucho antes de la llegada de los españoles, lo que no deja de resultar plausible dada la existencia de otros hombres-animales en el área guaraní, como el Yaguareté-Abá. Está muy extendida en el Litoral, y especialmente en Corrientes y Misiones. También se la conoce en Rio Grande do Sul (Brasil) y otras regiones de América, con nombres como Lobisome, Lobisone, Lobisonte, Lubisón y Luisón.
El Lobizón es siempre el séptimo hijo varón seguido de una pareja, así como la séptima hija mujer seguida será bruja. Su representación más frecuente es bajo la forma de un perro negro y corpulento, de orejas desmesuradas que le cubren la cara y con las que produce un fuerte chasquido. Sus patas se parecen a pezuñas, y sus ojos son fulgurantes. Su color suele ser bayo o negro, según la piel del individuo. También es común representarlo como un animal en el que se combinan las naturalezas del perro y el cerdo. Con menor frecuencia se lo describe como un aguará-guazú (lobo de crin), una oveja, un cerdo o una mula.

La transformación no ocurre en cualquier momento, sino a las doce de la noche del viernes, y a veces también del martes. Un tiempo antes, el hombre que padece esta "enfermedad" experimenta una sensación extraña, y luego una acuciante necesidad que lo lleva a apartarse de sus semejantes y ganar la intimidad del monte, donde a la hora señalada se quitará la ropa y dará en el suelo tres vueltas sbre si mismo, de derecha a izquierda, mientras reza un credo al revés. Se opera así la metamorfosis, y sale entonces de correría hasta que el canto del gallo lo devuelva a su humana condición. Durante esa noche, los perros aúllan enloquecidos, advirtiendo su presencia. Va á los chiqueros, gallineros y corrales en busca de excrementos, su más preciada comida. También suele vérselo en los cementerios, revolviendo tumbas en busca de carroña. De tanto en tanto, para balancear su inmunda dieta, comerá un niño no bautizado. Parece despreciar la carne de los adultos


Si alguien lo hiere con un cuchillo, el Lobizón recobrará su forma humana, pero el comedido redentor se expone así a ser muerto por el monstruo. Lo mejor es matarlo con una bala bendita. El impacto lo volverá a su forma humana, y será un hombre muerto lo que encontrará el tirador. Si sólo lo hiere huirá por el monte tratando de alcanzar su casa.
El hombre que se convierte en Lobizón suele ser alto, flaco, escuálido. Se lo reconoce por el tono amarillento de su rostro y su mal olor, que a veces llega a la pestilencia. Es descuidado en el vestir, y su carácter huraño, intratable. Todos los sábados cae en cama enfermo del estómago, por los desperdicios que comió la noche anterior.

EL YAGUÁ HÚ ANDA RONDANDO

En el Iberá (provincia de Corrientes), la idea más extendida que se tiene del "lobizón" es la de su transformación canina. El llamado yaguá hú -perro negro-, de gran tamaño, es el protagonista de la superstición. La persona señalada como lobizón es el séptimo hijo varón seguido y no bautizado. No hay forma de equivocarse: de pequeño, reacio a comer carne, es escuálido, enfermizo, solitario, y muestra siempre las uñas largas y sucias de tierra, porque se pasa horas y horas escarbando en los potreros. Su destino está marcado: es un lobizón.
Cualquier correntino sabe que es inútil dispararle, porque no le entran las balas. Para ahuyentarlo, hay una única fórmula: hacerle la señal de la Santa Cruz y tirarle con botellas y tizones encendidos. Elemental: la cruz es el payé guazú, o sea, el talismán grande de Dios, las botellas cortan y los tizones queman. El lobizón sabe que, si es alcanzado, quedará marcado para siempre y cualquiera lo reconocería a la distancia. Si uno está en casa y de repente entra un perro negro, hay que gritarle yaguá hú. Si el perro negro no se inmuta, es que sólo se trata de un perro negro. Pero, si se le erizan los pelos y gruñe, no lo dude: es él. Por eso, un correntino precavido debe tener siempre a mano una cruz, una botella y un tizón. Es curioso: aunque se echa al cuello de sus víctimas y sus colmillos dan siempre con la yugular, el lobizón, como el más santo de los vegetarianos, no gusta de la carne sino de la leche. Por eso, el yaguá hú ronda siempre los tambos y, por las noches, las vacas y los terneros mugen angustiados. No es para menos. Cuando el lobizón muere, su cuerpo tiene forma humana, pero, si uno se fija con detenimiento, el cadáver muestra entre los labios un hilito blanco. Es la leche.
Otro dato inconfundible: el yaguá hú come excrementos de gallina, por eso cualquier correntino sabe que, cuando el patio está limpio, no es porque las gallinas se hayan vuelto educadas, sino porque el hechizado anda rondando. Dicen que el lobizón se transforma dos veces por semana, los martes y viernes, a la caída del sol y, por supuesto, siempre en un lugar solitario. Quien presuma de erudito y se ría de las supersticiones del Iberá, que tenga en cuenta lo siguiente: el mito fue traído de Europa. Plinio, Virgilio, Petronio, Cervantes y hasta el sesudo Menéndez y Pelayo han hablado del lobizón y, que se sepa, ninguno de ellos era correntino...



El Lobizon
Supersticion de origen europeo, según la cual el septimo hijo varon al llegar a la adolescencia se transforma en lobizón los martes y los viernes por la noche. para poder cumplir con este proceso se revuelca sobre algun elemento desintegrado, como por ejemplo arena, ceniza o la tumba de un cementerio. Al volver el día recupera la forma humana. para convertirse en animal debe cumplir ciertos ritos, como girar tres veces sobre su cuerpo.Una forma de romper el hechizo es bautizando al niño en siete iglesias distintas. También puede librarse si es bautizado con el nombre de Benito, y si el mayor de los siete hermanos es su padrino. Se lo representa como una mezcla de perro y cerdo, muy peludo y con grandes orejas, que recobra su fisonomia humana si alguien sin conocerlo lo hiere, o si un hombre lo muerde. Se cree que se alimenta de chicos no bautizados, excrementos y de desperdicios que encuentra en los basurales de las estancias. Se caracteriza por el fulgor de la mirada ("echa fuego por los ojos". Es inmune a las armas de fuego, y solo se lo puede herir con un arma blanca. En presencia de su propia sangre recobra la forma humana, pero se convierte en enemigo mortal de quien descubrió su secreto y no se detiene hasta matarlo.El lobizon ataca y puede traspasar el mal. No lo transmite mordiendo, sino pasando entre las piernas de alguien. A partir de allí la victima se convierte en lobizon, y el anterior escapa al maleficio. Si bien tiene forma perruna, los demás perros le ladran constantemente, si bien no atinan a morderle.Es conocido también como Lobishomen (lobo-hombre, Brasil y Portugal) y representado como una criatura mítica que merodea por los campos en las noches de luna llena, sobre todo si éstas caen en viernes. Asalta por detrás a los viajeros o penetra en las casas en busca de niños. Luego de capturar a sus víctimas les chupa la sangre.En Argentina la costumbre de que su hermano mayor sea el padrino, se cambió luego por el padrinazgo presidencial. Se sabe a traves de relatos orales, ya que los archivos se quemaron a mediados de siglo, que en 1907 se realizó el primer bautismo con padrinazgo presidencial para revertir el maleficio, en la localidad de Coronel Pringles. Un inmigrante ruso padre de un séptimo hijo varón importó una tradición que cumplían riurosamente los zares.En 1973 el presidente Perón legalizó a través del decreto 848 una costumbre que ya se había generalizado en la práctica. Según el decreto los padres pueden optar por el padrinazgo "moral" (ya que raramente concurren) del Presidente de la Nación. Asimismo, los integrantes de la División de Padrinazgos de la Casa de Gobierno se encargarán de hacerle llegar una medallita de oro y un diploma conmemorativo. También tendrán una beca para sus estudios primarios y secundarios.El decreto aclara que "el padrinazgo no crea derechos ni beneficios de naturaleza alguna en favor del ahijado ni de sus parientes".Actualmente hay en Argentina un promedio de 300 padrinazgos anuales, de los cuales sólo el 30 por ciento corresponde a mujeres.

Lobizones
El lobizon es el lobo-hombre en Argentina. El origen de la leyenda es las leyendas de werewolves de Alemania. Los inmigrantes trajeron las leyendas de sus países. Las leyendas se mezclaron con las de los Indios y forma una leyenda nueva.

El séptimo hijo varón en un familia, cuando llegara a la adolescencia se transforma en un lobizon. Es necesario que la familia no tenga hijas.

El mito le atribuye solo dos noches para transformarse martes y viernes. Para cumplir con este proceso se revuelca en algún elemento desintegrado. Por ejemplo arena, ceniza o la suciedad de un animal.
Recupera la forma humana durante el día.
Su muerte solo se garantiza con una balas de plata.
Para romper la maldición; es necesario bautizar el niño en siete iglesias diferentes, bautizado con el nombre Benito, y el mayor hermano es su padrino. En 1907, mucho parientes mataron o abandonaron sus séptimos hijos por miedo de la leyenda. En 1973 Presidente Perón decretó el decreto 848. mediante el cual el 7mo hijo era becado para todos sus estudios, incluido colegio o universidad y el presidente es su padrino.

Esta es parte del mito, pero de donde surge esto existe una enfermedad patológica llamada licantropía. El que sufre esta enfermedad está plenamente convencido de que es un animal salvaje. Suele andar a cuatro patas, desea devorar carne cruda y aúlla como un lobo. Es, pues, posible que muchas de las historias especificas sobre el hombre-lobo sean casos de verdadera licantropía, que era bastante común en los siglos XVI y XVII. Por ejemplo el caso de Jean Grenier, un enfermo mental que confeso muy orgulloso haber dado muerte a muchas jovencitas y luego haberlas devorado, por lo cual fue juzgado y condenado rápidamente, ya que los tribunales lo creyeron a pies juntillas. Seguramente no era cierto ya que esta dolencia de licantropía da al que la sufre la alucinación de que se ha metamorfoseado de veras, y que sus dientes y garras han crecido.

El folklore de la mayoría de las naciones ofrece muchas y variadas historias de hombres-lobo. También nos relatan de qué manera un hombre lograba en convertirse en lobo y pactar con el diablo. Algunos procedimientos son semimágicos y no implican ningún diabolismo directo.

Según las creencias populares de Italia cualquiera concebido en luna llena se convertía en hombre-lobo, sin más ceremonias. Lo mismo le ocurría a quien durmiera a la intemperie en un viernes bajo la luna. En los Balcanes sólo hay que comerse cierta flor y, según el folklore, sólo con comer cerebro de lobo ya es suficiente, se hagan tales cosas con intención o sin intención de ser lobo.

Por el simple hecho de hacerlas se sufría la metamorfosis. Pero si alguno tenia verdadero interés de ser hombre-lobo en España no sé tenia que fiar de cosas tan sencillas y tenía que acudir al “Usan Lupus” un escrito de la época de los Aquelarres, el describe unas ceremonias muy complicadas, y ritos muy especiales. Uno de los que describe es una clara ceremonia de magia negra. El aspirante a lobo debe ir a un bosque solitario o a la cima de una montaña durante la noche de luna llena. A la media noche debe trazar un circulo mágico en el interior del cual se encenderá una hoguera y en ella pondrá a hervir un caldero conteniendo ingredientes tales como cicuta, opia, adormidera y perejil. Entonces se pronuncia un conjuro con versos invocando al demonio para que le mande la gran sombra gris, que hace temblar a los hombres. Luego se quita la ropa y se unta con el ingrediente preparado y se pone un cinto de piel de lobo. A continuación se arrodillará y esperará y si lo ha hecho todo bien vendrá el demonio y le concederá el poder de transformarse.

Son muchas las historias de hombres-lobos, y sus actividades durante la noche son aterradoras en todas las historias del folklore. La más escalofriante, sin duda es la de la Alemania del XVI: el caso de Peter Stubb, un supuesto hombre-lobo. Asesino a muchas personas que le habían ofendido, pero no se las comió porque eran adultas. En especial violaba, mataba y devoraba a muchachas y niñas de tierna edad. Se dice que tuvo un hijo de su propia hija y que se lo comió después de asesinarlo.

Dicen que, perseguido en su forma animal por muchos hombres y perros, Stubb trató de desorientar a sus perseguidores quitándose el cinto y recuperando su forma humana. No le valió para nada ya que sus perseguidores sospecharon que era eso lo que había ocurrido y lo llevaron bajo su forma humana a los magistrados que lo declararon culpable. Lo torturaron de forma horrible y lo ejecutaron; su cabeza fue empalada a las puertas de la ciudad de Bedbug.

Se ve que algunas veces atrapar a un hombre-lobo era lo más sencillo. Pero el folklore dice como defenderse del hombre-lobo. El centeno, el muerdago, la ceniza, son una buena protección. El hombre lobo sólo puede ser matado con una bala de plata que este bendita, según las leyendas. El hombre-lobo según los relatos se cura de su licantropía si cuando tiene forma de lobo alguien lo llama por su nombre de humano.



4 Comentarios:

Anónimo ...

holaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

monster fx ...

esta muy bueno el blog

Anónimo ...

hola muy feo dibujo jajajajaj chiste mentira sta re piola cm vy adesir kq esta re si esta re piola me encanta jajasjajja los re vemos chauuuuuuuu besos

Anónimo ...

muy bueno me lo creii posta!!!

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