ADRIAN PAENZA - MATEMATICA ... ESTAS AHI?
Sobre números, personajes, problemas y curiosidades
"¿Alguna vez se le ocurrió pensar...?". Realizada por Adrián Paenza, esta invitación al razonamiento se convierte en una aventura singular. Cuál es la fórmula para conseguir un contrato como consultor, cuántas veces puede doblarse un papel o cómo estimar la cantidad de peces que hay en una laguna son algunas de las propuestas que utiliza para demostrar que el entendimiento está al alcance de todos. Sólo se necesita un guía adecuado. A través de su libro Matemática... ¿Estás ahí?, el periodista, docente y matemático, asume el rol de conductor en esa expedición por el mundo de los números y reflexiones. Lo hace de una manera tan entusiasta e interesante que, desde su lanzamiento, el 15 de setiembre de 2005, la obra se convirtió en la más leída. Traducido en cifras, este suceso editorial representa 120 mil ejemplares vendidos, en once ediciones.
-¿Qué es lo más atractivo de la matemática?
-Explicarlo sería igual que contestar qué es lo más atractivo en una mujer bonita, en un cuadro de Picasso, en una obra de Beethoven o de los Beatles. Es muy subjetivo y está bien que así sea. Yo disfruto de la potencia que me da y me dio para entrenarme a pensar. Me dio una red que tengo abajo; me permite hacer piruetas con el cerebro y, si me caigo, no pasa nada: la red me protege. Aprendí a disfrutar de tener problemas en la cabeza, de que no me salgan y también, del placer de resolverlos. Uno no es mejor porque los resuelva o no; el recorrido es lo más atractivo de la historia. Aunque me complace llegar a algunas soluciones, lo que lamento es que no haya más problema: hay que buscar otro.
-¿Por qué, entonces, Matemática es una de las materias más reprobadas?
-La gente tiene mucha reticencia a la matemática y la responsabilidad de esto es nuestra, de quienes la comunicamos. Es muy difícil sentarse en un colegio, en una escuela, o en cualquier otra parte, y escuchar a alguien que nos cuenta casi compulsivamente las respuestas de preguntas que no nos hicimos. Es aburrido e inconducente. De hecho, si eso mismo le sucediera a un adulto, éste se levantaría y se iría. Un niño no puede hacerlo. Lo obligan a que tome apuntes, a que preste atención y que luego se ejercite y estudie. Encima, al día siguiente lo interrogan sobre eso. Como lo que le enseñan no le ayuda a resolver ninguno de los problemas que tiene, se aburre y eso se nota. Además, a la generación de sus padres le pasó lo mismo y seguramente, si uno avanza en el árbol genealógico, los abuelos y demás podrían decir algo semejante. Conclusión: los padres aceptan que el niño o la niña no entiendan, porque ellos vivieron lo mismo. Este es un círculo perverso que hay que romper. La matemática no es lo que nos enseñan. Contiene una belleza muy particular, pero hay que saber comunicarla. La tarea de los docentes es generar preguntas y no, dar respuestas. Si solamente provee las respuestas, su tarea es completa e insuficiente.
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